lunes, 14 de septiembre de 2015

Mi amigo tiene un hijo diferente

Por: Juliana Molina (@MamasAlAtaque)

Tengo un par de amigos valientes que la vida les dio el milagro de un hijo que sentenciaron a muerte; fue la crónica de una muerte no muerte anunciada.

Fue un embarazo gemelar, uno de los niños venia con una masa en el cerebro y era muy posible que no llegara a término, sin embargo nació y hoy tiene nueve años. El es un niño especial y diferente.

Cuándo mis amigos nos contaron de la condición de su hijo no supimos como contenerlos o apoyarlos, sin evitar una cara mezclada de preocupación, compasión y orgullo por ver en ellos un deseo profundo porque su bebe viviera sin importar las condiciones en las que se encontrara, ellos lo querían vivo, no importaba nada más. También los consideramos desafortunados, seres especiales a los que Dios les había mandado esa prueba de vida y deseamos silenciosamente que a nosotros no nos pasara.

Sus amigos siempre supimos que este niño sería dependiente a lo largo de su vida de los padres o cuidadores y con sorpresa nos encontramos que ellos lo descubrieron después que  nosotros, era posible que al ver tanto progreso, tanto milagro en su vida consideraran que eventualmente también sería una persona capaz de valerse por si misma. Hoy a pesar de creer que será una persona dependiente no descarto que la vida nos sorprenda de nuevo a todos y veamos en él una persona capaz de hacerse cargo sola.

En la medida que el tiempo pasó su hijo me regalo varias cosas, la tolerancia a estar con una persona diferente casi que sin notar que había una persona diferente, le regalaron a mis hijos lo mismo, ellos lo ven y no me preguntan siquiera si al niño le pasa algo ni me preguntan  por qué es diferente, me dieron en ejemplo tremendo de valentía, perseverancia y fe.

Admiro mucho a los papás que tienen hijos con alguna discapacidad. Hoy el concepto de discapacidad tiene muchos matices para mi, ahora veo niños diferentes y otros discapacitados, no todos caben en la misma bolsa. Entiendo la discapacidad y diferencia como una condición que no hace excepciones con nadie para tener y cumplir un propósito en la vida.  Para mi pesar  veo muchos con todas las condiciones y posibilidades pero discapacitados emocionalmente que considero peor.  

Tomado del blog Mamás al ataque

Enfermos otra vez

Por: Maria Paulina Rubio (@mariarubiorojas)

Existen varios tipos de niños, y aunque las clasificaciones en los seres humanos resultan odiosas, mis hijos tienen algo en común: son de esos niños que siempre se enferman. Y es la enfermedad uno de los monstruos más grandes que tiene la maternidad, desde que sabemos que estamos embarazadas sentimos ese miedo enorme de que algo malo va a pasar y empezamos a imaginarnos las peores cosas que poco a poco la vida nos muestra que eran puras exageraciones. Pero a veces ese gran monstruo se convierte en realidad y tenemos a nuestros hijos en la clínica haciéndonos dudar de todo cuanto existe y poniéndonos en jaque con nosotros mismos.

Tal vez uno de los días más difíciles como padres fue cuando nuestro hijo mayor entró a Cuidados Intensivos, lo tuvieron que entubar y en pocas horas todo parecía empeorar. La primera reacción que tuve fue hablar con mi esposo y decirle que teníamos que estar preparados para que se fuera y dar gracias a la vida por un año y medio increíble a su lado. Pero todo salió bien, se recuperó, y ahora es un niño de cinco años que correo un poco menos que sus compañeros pero siempre intenta llegar a la meta.

En esos meses en los que nuestro hijo estuvo muy enfermo la vida nos cambió. Y creo que una de las cosas que debemos saber como padres es que no siempre lo que planeamos se cumple. Y tenemos que tener la capacidad para reinventarnos todo el tiempo y poder volver a construir nuevos sueños y diferentes ideales porque con hijos la vida nos sorprende a menudo. Yo tenía un trabajo que me encantaba en un lugar fascinante y con una muy buena jefe. Me tocó renunciar porque además del tiempo de hospitalización teníamos que cambiar de ciudad durante dos meses, y así fue. Me dio rabia y mucha tristeza tener que dejar ese trabajo, lloré por tenerme que ir a unas supuestas vacaciones que de eso tenían bien poco sino que por el contrario me iba con la ansiedad de tener que sacar adelante a mi hijo en una ciudad que no era la mía. Si todo estaba funcionando tan bien por qué la vida se desordenaba. Finalmente se mejoró y disfruté muchísimo ese tiempo fuera de la ciudad, fueron unas vacaciones increíbles con personas que dejaron la categoría de amigos para convertirse en familia.

Cuando pienso en esos días de la clínica donde las horas pasaban lento porque lo único que hacíamos era esperar una buena noticia me doy cuenta de lo mucho que crecimos como familia. Entender la enfermedad como una oportunidad y enseñarle a nuestros hijos a que no hay que desesperarse cuando se enferman ha sido una lucha constante. La enfermedad y la salud no pueden ser vistas como premio y castigo, deben ser entendidas como parte de nuestra realidad y como padres deberíamos incluir este tema en la crianza como un punto importante. No sirve de nada buscar culpables, no sirve de mucho pelear con la pareja o la familia, no es útil enloquecerse. Sirve respirar profundo y seguir adelante y entender la enfermedad como camino.

Muchas de las personas cercanas intentaron culparse por la enfermedad del niño. Con la cara cargada de angustia aseguraban que le habían tosido cerca, otros estornudaron, otros lo saludaron y de golpe le pasaron el virus. No creo que ninguno fuera culpable, pero después de estos años entendí que ese afán por encontrar uno, era para ayudarnos a mi esposo y a mi a cargar con el dolor del momento. Ese hecho no fue una tragedia, no creo que seamos una familia "de malas", por el contrario creo que sin establecer juicios de valor asumimos la vida con lo que nos va dando. Superada la crisis fuerte empezamos una lucha importante con nuestro hijo: convencerlo que no era un niño enfermo para que él mismo no se autolimitara y tampoco se convirtiera en un manipulador aprovechando las secuelas que le habían quedado. Pero la lucha no sólo era con el sino con muchas personas cercanas que nos decían que éramos los papás más irresponsables por dejarlo jugar bajo la lluvia y saltar en los charcos. Que pudiera montar en triciclo por la noche, o simplemente vivir. Que lo que deberíamos hacer era encerrarlo en la casa, supongo a que conociera el mundo desde la ventana. Tomamos la decisión de ser irresponsables y dejar que viviera como cualquier otro niño de esa edad sin padres obsesivos con la enfermedad y llenos de miedo. Lo animamos a saltar cuanto quisiera y cuando se bajaba del saltarín le poníamos el inhalador con toda la tranquilidad y naturalidad de su condición. Después de tres recaídas duras cada vez se enferma menos y se recupera más fácil.

Decidimos tener dos hijos más, los cuales también se enferman. Ninguno tiene nada grave, pero han estado hospitalizados y convulsionan por fiebre. Creo que de las cosas más impactantes que se puede ver es una convulsión. Es como si en esos minutos la vida se congelara y todo el ambiente se enrareciera. Ellos mismos después de la convulsión quedan despersonalizados, de cualquier manera, no es agradable. Los médicos nos han explicado qué debemos hacer en ese momento y es lo que hacemos, pero una de las cosas más sorprendentes es la forma como reaccionan los dos mayores con las dos convulsiones del chiquito. Con toda la calma ayudan a ponerle paños de agua fría en la cabeza, y se despiden con bastante tranquilidad cuando salimos para la clínica. Y entonces es ahí cuando entiendo que algo hemos logrado como papás: enseñarle a nuestros hijos que la enfermedad es una realidad del ser humano, negarla nos fragiliza pero entenderla nos hace fuertes.     

"Las personas totalmente sanas, sin ningún defecto, solo están en los libros de anatomía. En la vida normal, semejante ejemplar es desconocido"  
Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke



Tomado del blog Maternidad sin photoshop

Sinergia

Por: Maria Camila Benitez

Al entrar Paloma al jardín apareció el termino en mi vida pero solo hace algunos días entendí el PODER real de lo que esto significa…
El proceso de adaptación de Paloma al jardín fue un como una montaña rusa, algunos días felicidad total, otros llanto, otros angustia… igual pasaba conmigo: algunos días sentía ganas de llorar, otros días me sentía tranquila y así… una psicóloga me dijo que ellos llaman a esto: "ansiedad de separación", que mis sentimientos eran trasmitidos a Paloma y mientras yo no estuviera lista de corazón para entregar mi hija a la vida este proceso no iba a culminar, yo lo entendí y tome acción, hice realmente un desprendimiento y empece a sentir tranquilidad, así finalmente Paloma empezó a ir feliz a su jardín.

Para mi seguía siendo el proceso normal de vida, y pensaba que algunos se adaptan mas fácil que otros, que algunas mamás son mas practicas y que ese no es mi caso, lo entendí como una prueba mas superada y a seguir… pero NO! 

SINERGIA como yo lo bautice es el poder mas grande que tenemos las mamás sobre nuestros hijos para guiar su camino de la mejor manera… resulta que si yo PIENSO y SIENTO (de corazón) que Paloma es una niña sana, saludable con un sistema inmune indestructible, así va a ser la salud de ella!

Es verídico, yo lo comprobé, aunque parece como una historia de súperheroes donde las madres tenemos poderes psiquicos, no esta lejos de serlo, de hecho ES ASI!

Ahora trato de manejarlo todo con los súper poderes que me dio la vida, sus pataletas por ejemplo, han sido menos fuertes y me di cuenta que no es en realidad el manejo que como padres le demos, o el seguimiento de los consejos de miles de expertos, sino mas bien el control que tomamos sobre nuestra mente para sentir verdadera tranquilidad ante el llanto incesante, al sentir paz de verdad, ellos empiezan a vivirla también, y en menos de lo que imaginamos el llanto empieza a desaparecer.
De igual forma si nos llenamos de miedo al verlos correr en un lugar donde vemos peligro, es muy probable que el niño se lastime, cuando no vemos el riesgo sino tenemos el corazón lleno de felicidad de verlos disfrutar corriendo, nada pasara… no es fácil manejar nuestra mente, pero si es mucho mas sencilla la crianza cuando descubrimos este don que tenemos, a sacar provecho mamás!!! 


Tomado del blog Maria Pepita

lunes, 7 de septiembre de 2015

4 años de historias de maternidad


Hoy hace 4 años publiqué mi primera entrada en El Oficio de Ser Mamá​, fue la primera vez que escribí sobre Nana Banana y desde ahí no he dejado de hacerlo. Han sido 4 años donde a través de mis escritos se puede ver como ha crecido y avanzado, eso me llena de mucho orgullo.

Este blog me ha traído cosas muy lindas, conocer otras mamás, no sólo de Colombia, sino de otros países, conocer a otros niños y sus historias. También me ha dado la oportunidad de publicar mis artículos en otras páginas de maternidad y en algunos diarios. Me ha traído algunos reconocimientos como escritora y bloggera, de los cuales me siento muy orgullosa, porque dentro de esta hermosa experiencia han servido para mi crecimiento profesional.

Una de mis mas grandes pasiones es escribir, por eso quise darle la oportunidad a cualquier mamá que quisiera hacerlo, por eso el blog siempre ha sido abierto.

Gracias por leerme, por participar y que sean muchos años mas!

Caro