domingo, 30 de octubre de 2011

Pensamientos de una madre. Parte I

Por: @loremipsumada

En estos días me puse a meditar, mientras me bañaba (sí, es el único momento que tengo para mi sola y "filosofar".) sobre mis brazos y mis manos. Pensaba en cómo haría una madre sin un brazo o una mano o peor aún, sin ambos. Creo que su labor sería aún más difícil.

Piensen en todo lo que las mamás hacemos con los brazos y manos: los arrullamos, los cargamos, les damos de comer, les cambiamos los pañales, muchas veces les servimos de cuna, otras veces les sirven de almohada, los bañamos, los vestimos, y otro cientos de tareas más. Ahora imagínense cómo haría una madre sin alguno de estas poderosas herramientas. Sería toda una odisea.

Tal vez, el que lea esto dirá que soy una loca ociosa y hasta razón tendrán, pero es que todos estos pensamientos me surgen por una sola razón: el miedo de que algún día a mi hijo le falte algo y yo no pueda ayudarlo.

Después de eso se me vino a la cabeza lo que todas las mamás desean: morir cuando sus hijos ya no dependan de ellas, cuando se puedan defender solos. Si la Sra. Muerte desea llevarme antes de tiempo, déjeme decirle que para mi, antes de tiempo sería cuando mis nietos tengan unos veinte años. Más o menos, para ese tiempo, ya mi labor habrá acabado.

Espero que jamás me falte nada que lo afecte a él y mucho menos que yo le llegue a faltar a él. Hoy, cuando lo veo, con tan solo cuatro meses de vida, aprendiendo a descubrir el mundo y enseñándole cosas tan básicas como sentarse; pienso en que quiero estar en su vida cuando esté convertido en todo un hombre y el solo hecho de imaginármelo, me hace llorar de felicidad.

No es cuestión de sobreproteger a mi hijo ni de convertirme en una Drama Mamá, solo espero poder ayudarlo y apoyarlo cuando lo necesite. El hecho de que le haya la vida no quiere decir que tenga que vivirla por él. Esa es su propia lucha, de la que quiero hacer parte como una acompañante incondicional.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Crónicas de una Madre Soltera (parte IV)

Por: @carocoop

(Nota: escribo este post como madre soltera, sin entrar en discusiones de quién está o no en la vida de mi bebé. Sin la mínima intención de herir susceptibilidades. Escribo como madre soltera porque soy soltera. Punto final de la nota).

La alegría de mi vida. Octubre 02.2011
Debo confesar que, aunque mi familia y amigos conocen mi historia, es diferente compartirla con mujeres que han vivido lo que yo. O al menos parecido. O al menos el ser juzgadas hasta de "brutas". O al menos el señalamiento por estar por fuera de los estándares de una sociedad bien hipócrita... se me salió el discurso de años universitarios, jajajaja!!!!

Yo no podría, en ningún momento, afirmar que estoy sacando a mi hijo adelante sola. Sería mentirosa e injusta. Para la fortuna de Alejandro y la mía contamos, primero, con el amor incondicional de mi familia, mi papá, mamá y hermano, que desde que supieron de la existencia de Frijolito encontraron nuevos sentidos a sus vidas. Es el primer nieto y el primer sobrino y aunque lejos, están totalmente enloquecidos con el gordito.

Por otro lado, hace 4 años tuve la fortuna de dar con una familia política maravillosa, que, aunque en algún momento estuvo alejada por las circunstancias de la separación de mi exesposo y yo, me ha demostrado mucho apoyo y adora a mi hijo. Alejandro y yo vivimos en el campo con sus abuelitos paternos, quienes pasan cada uno de sus días contemplando y gozando cada uno de sus avances, de sus gracias, de sus mañas. También cuenta con dos tías alcahuetas (la tercera vive lejos, pero aún así ansía conocerlo), tres primitos matados por él y hasta tíos políticos que, de formas particulares, le muestran cariño.

Finalmente, Alejandro cuenta con su papá. Él vive en otra parte y no lo ve a diario. A su manera distribuye su tiempo y cada encuentro es maravilloso para ambos, de eso no hay duda.

Mi vínculo con las madres solteras que han escrito aquí se da en el momento de mi embarazo. Quince días después de haberme separado supe que tenía cinco semanas. Mi mamá estaba aquí (por aquello de la separación), pero igual debía volver a su casa. Y en ese instante en que ella partió me sentí sola, porque físicamente lo estaba. La situación con el papá de Alejandro estaba muy mal (y pese a plantear la posibilidad de arreglar las cosas, eso no se dio y ahora agradezco que así haya sido. Creo firmemente que un niño es más feliz teniendo a sus padres separados, pero que se lleven bien). Era realmente insoportable y lo hubiera seguido siendo de no ser por la fortaleza que me dio mi pequeñito de decir "chao a lo malo" y sacarlo de mi vida, al menos por los últimos meses de embarazo. Y así mismo hice con lo que sentí que me hacía daño: empezando por el papá y seguido por la familia de mi papá, a la que decidí sacar definitivamente de mi vida, cansada de tanto maltrato a mi hogar desde siempre. LO QUE NO SIRVE, QUE NO ESTORBE.

A un mes del nacimiento de Alejandro, con todo un camino por recorrer.
Diciembre 05.2010
Mis 9 meses de embarazo y 6 meses de terapia de psicoanálisis simultáneos me llenaron de un valor que no me conocía y que, sin duda, me hizo mejor mujer, más madura, más centrada. Y me ha ido llevando a través de estos 9 meses y medio que ya tiene Ale por una ruta de incertidumbre caminada con pasos firmes. Cada cosa que hago la hago pensando en Alejandro, en lo mejor para él. Y eso ha implicado cambiar radicalmente mi vida, pero también me ha llevado a tener el privilegio que muy pocas mujeres tienen y es compartir día a día con sus hijos.

Admiro profundamente a mis compañeras en el Oficio de Ser Mamá. Cada una tiene su historia y cada una tiene la inmensa satisfacción de hacer día a día de su pequeñ@ una personita de bien, llena de valores, fortalezas, lágrimas, alegrías y cuentos sin fin.

De verdad que las quiero mucho.

martes, 25 de octubre de 2011

La historia del nacimiento de mi peque!!

Hola mi nombre es Carla y soy la mama de Fabían Andrés, quería contarles como mi vida paso de ser una simple rutina a una grandiosa felicidad.. Yo era una chica común y corriente, salia a fiestas de vez en cuando, no tomaba, no fumaba pero si me gustaba bailar, ejercía mi profesión de docente en una escuela del gobierno con niños de 1er grado y desde que mi hermana mayor tuvo su primer peque me dieron ganas de ser mama.. Un buen día conocí a Orlando, el papá de Fabían enamoramos y había tanta conexión entre nosotros, que al poco tiempo ya hasta jugábamos con la idea de que estábamos embarazos y mi "supuesta" barriga era mas consentida que yo, hasta que el 22 de septiembre del 2010 al hacerme una prueba de embarazo nos dimos cuenta que Dios nos había enviado una barriga pero de verdad verdad  y desde ese día comenzamos a ilusionarnos imaginandonos los días al lado de nuestro pequeño, en el transcurrir de los meses aumentaba la ansiedad y sentir su vida dentro de mi fue algo extraordinario.. El 21 de mayo de 2011 nació Fabían Andrés y justo en el instante en que lo vi volví a nacer, desperté y renuncie a una forma de vida enfocada solo en mi para enfocarme en el y es que ese pequeño me ha hecho crecer y madurar, me ha hecho entender que la vida es mucho mas allá, me ha dado razones para luchar y salir adelante y me ha hecho sentir que ningún amor es ni fue tan grande como el que siento por el.. La profesión de ser madre no es fácil, tiene sus altos y sus bajos, pero con todo y eso no cabe la menor duda de que es la mejor profesión del mundo.. En este momento mi pequeño tiene 5 meses y han sido 5 meses de felicidad al verlo crecer y desarrollarse poco a poco, ya pesa 9 kilos, si 9 kilos, y todo gracias a la lechita de mama, los trasnochos han sido duros pero como practico el colecho se me ha hecho mas fácil darle tetica y descansar mas.. De verdad que esta ha sido la experiencia mas enriquecedora de mi vida y por la que agradezco a Dios todos los días, porque si hay algo que ahora se y que por 25 años no sabia, es que la plenitud existe y la encontré en esta sonrisa 


Que Dios bendiga a cada madre del mundo por entregar su vida a sus hijos sin esperar nada cambio. @CarlaDeVic.


Este es el video del nacimiento de Fabian Andres, el día mas feliz de toda mi vida!!

lunes, 24 de octubre de 2011

A las malas...

Por: @Morganadeleon

Muchas veces creo que un día llegarán a mi casa los encargados de Bienestar Familiar, para evitar el maltrato del cual es víctima Juan Martín…
Sus terribles gritos y berrinches a la hora de cepillarse los dientes, subir las escaleras después del jardín, quitarse el uniforme, irse a dormir; entre otras, revelan lo mala madre que soy.
No hago nada diferente que hacer cosas ‘a las malas’ con él. Pero por más que me duela hasta el alma, prefiero ganarme su odio por algunos minutos, pero tener la certeza de que estoy haciendo lo que se debe.

Me he ganado patadas, puños, rasguños y malas miradas por darle a Martín, a las malas, los jarabes que permitieron que se curara de esa interminable gripa; por llevarlo a urgencias y permitir que le saquen sangre, le pongan inyecciones y le hagan terapias respiratorias.
Mis vecinos murmuran porque ese niño llora mucho, porque la mamá debe pegarle y tratarlo muy mal. Pero sigo convencida que aunque muchos piensen que soy mala, cruel e injusta con el niño, estoy haciendo lo correcto.
Por fin entendí eso de “esto lo hago por tu bien”, esa frasecita que lograba sacarme el mal genio tiene todo de cierto. Las madres nos enfrentamos a situaciones que nos rompen el corazón, pero que sabemos que debemos enfrentarlas, sacar valor de dónde no hay y, a pesar de la mala onda de todo el mundo, hacer lo que está bien para ti como mamá y por encima de todo, para tu hijo.
Seguiré siendo despiadada y haciendo cosas a las malas, al final sé que Juan Martín me dará las gracias.

sábado, 22 de octubre de 2011

Crónicas de una Madre Soltera (Parte III)

Por: @cats_caliope

Cuando digo que soy madre soltera, la mayoría de la gente que me conoce desde hace muchos años, pone una expresión en su cara, de esas de es normal, lo esperábamos, una ex-vecina fastidiosa hasta se atrevió a decir es lógico si Marlene (mi madre) también lo fue, como si el ser madre soltera fuese una cuestión genética, hágame el favor.
Madre y pellusa el día que cumplió 2 años
Yo más que madre soltera soy todo para Juliana, ella se apellida como yo somos Candelaria Astrid Torralvo Sierra madre de Juliana Isabel Torralvo Sierra, de hecho me tocó aguantarme una retaila del vicario y del cura de la Iglesia de Bocagrande porque entonces ella iba a ser mi hermana si tenía los dos apellidos, yo desesperada después de 1 hora de ires y venires, a mi mejor estilo le dije: Padre hay tanta iglesia por ahí en la que me la reciben así le ponga Satan, bauticela o no pero decídase ya, al final la terminé bautizando, debo aclarar que eso fue más por decisión de Madre que mía, porque yo soy católica en total desacuerdo con la iglesia, y quería que Pellusa decidiera, pero la opinión de madre también vale.
Volviendo al tema, yo no quería ser madre soltera, yo viví la lucha constante de mi madre, y no quería eso para mi, siempre he sido COBARDE, y para ser madre soltera hacen falta una valentía gigantesca; a mi me tocó ser madre soltera, el día que le anuncié al papá de Juliana que estaba embarazada, me respondió tres cosas:
1. Es mio???
2. Eso es un problema bien jodido
3. Soluciónalo tú
Ni siquiera tuvo la valentía de decirme aborta, y bueno yo obviamente no podía deshacerme del regalo más grande que me ha dado la vida, en ese instante cuando colgué la llamada, el amor que sentía por el se borró, no siento odio por él, siento una lástima infinita porque se está perdiendo la oportunidad de conocer a un ángel, un ser humano maravilloso, como es mi Pellusa, el expía culpas mandando una cantidad de dinero mensual que para el caso alcanza para pañales y leche y que yo utilizo para que pellusa se de unos cuantos lujitos.
Que si cambiaría algo de los dos años y 4 meses que llevo como madre soltera, la verdad no, viví momentos económicos muy difíciles porque yo mantengo a mi madre, a mi hija y la casa, y eso en éste país de profesionales mal pagos es muy difícil, sin embargo, la vida me llevó a encontrar un trabajo en el que me pagan bien y con el que podemos estar muy bien y malcriadas las tres. Lo de las relaciones amorosas salí con alguien extranjero y la pasé bien, pero no es nada fácil. El tiempo no alcanza, uno se pierde algo de los amigos, pero se aprende a abrir espacios.

Lo más importante es que cada vez que llego a la casa, me espera alguien que me regala las mas bellas sonrisas unas veces montada en una silla en la ventana, otras viendo Word World por lo que me ignora un rato, ELLA vale cada gota de sudor, cada lágrima derramada, tenerla me permitió que me volviera valiente y berraca como Madre y Ñeñe.

"Mi pequeño tesoro quiere ver cosas y por el me despliego como una rosa"
                                                                                                                 Presuntos Implicados

El parto que decidí tener

Por: @Zavila

Esta es una historia que tengo pendiente de escribir desde diciembre del año pasado. Esta es la historia de cómo tuve el parto que decidí tener, por la información que tenía, por lo que hasta ese momento sabía, por lo que en ese periodo de mi vida de corazón quería. Esta es la historia de cómo la princesa de ojos gigantes y pelo acaramelado llegó una madrugada a nuestras vidas, y 
las cambio para siempre. 


                                      
Tuve un embarazo bastante normal y, creo que gracias a eso, me lo pude disfrutar mucho. Tengo que reconocer que se me hizo eterno. Esos 9 meses, transcurrieron a paso de tortuga y yo, sinceramente, conté todos y cada uno de los días. Creo que desde siempre le tuve miedo al parto. Y como no, toda la información que recibimos al respecto desde que somos niñas junto con las historias que oímos a medida que crecemos, solo nos asustan. Sin embargo, cuando quede embarazada de Sara comencé a leer mucho y el conocimiento de los detalles de ese momento, el saber con claridad que podía sentir y como iba a reaccionar mi cuerpo fueron suficientes para que gran parte del temor desapareciera. Más o menos a los 5 meses me inscribí en 2 cursos psicoprofilacticos. Los disfruté mucho. En los dos apoyaban la lactancia materna exclusiva y el parto natural, claro que con epidural. En ese momento pensaba: "Yo soy perfectamente capaz de hacer esto, pero si además me ayudan con anestesia, esto es pan comido". Reconozco que aunque leí mucho del embarazo y el parto, ignore de manera inconsciente (aunque ahora creo que, más bien, bastante consciente) todo lo relacionado con la anestesia. Me refiero a los contra de la anestesia, a los efectos secundarios para el bebé, a lo que, al estar anestesiada, me perdería. A lo mejor lo leí pero creo que no me pareció realmente importante, ni grave. Había hablado con amigas y familiares que habían tenido partos con epidural y a todas les pareció la maravilla y me la recomendaron. Decidí que eso era lo que yo quería: un parto natural, en la habitación, con mi mamá y con la opción de que me administraran la epidural.



Llegue a la semana 37 el 20 de julio de 2010. Para mí esa era la fecha más anhelada: mi bebe podía nacer en cualquier momento y yo estaba preparada. Tuve revisión con el médico el viernes de esa semana y ya tenía 2 centímetros de dilatación. El médico se asustó un poco y me dijo que él creía que Sara podía nacer el fin de semana. Yo tenía todo listo: maleta, papeles, etc. Pasó el fin de semana y nada. Mi mamá llegó para acompañarme ese lunes. Fuimos juntas al médico para que me revisara nuevamente. Ese mismo día me hice un monitoreo y, según eso, tenía bastantes contracciones aunque irregulares. Todo seguía igual. El médico vaticinó nuevamente que seguro de esta semana no pasaba. Programamos volver a vernos el miércoles. Llegó el miércoles y sólo tenía un centímetro más de dilatación. Me angustiaba un poco que pasaran los días y que nada sucediera, sobretodo porque mi mamá solo se podía quedar acompañándome 2 semanas. El viernes repetí el monitoreo y volví donde el médico. Al parecer había avanzado un poco más pero no mucho y, según el monitoreo, estaba en trabajo de parto. Hoy, después de todas las historias que he leído, estoy segura de que era una falsa alarma. Las contracciones eran espaciadas, regulares pero totalmente indoloras. El médico me dijo que caminara mucho pero que me fuera para la casa. Si sentía algún cambió le avisaría de inmediato. Salí con mi mamá de la consulta y me dedique a caminar. Creo que ese día camine tal vez 6 o 7 kilómetros. De hecho regrese a casa caminando. Almorzamos y me acosté a dormir. Recuerdo esa siesta muy bien. Dormí profunda y plácidamente, como hacía meses no lo podía hacer. De hecho, dormí casi 3 horas, y me levanté con una pequeña molestia. Era evidente que eran contracciones: el abdomen se endurecía mucho, pero nada me dolía. Le pedí a mi mamá que me tomará el tiempo entre las contracciones y la duración de las mismas. Comenzamos con contracciones de 10 segundos cada 10 minutos y en menos de 1 hora y media, las contracciones duraban 40 segundos y eran cada 5 minutos. Mi mamá se puso muy nerviosa y me dijo que llamará al médico. Cuando me disponía a hacerlo sonó mi celular y era él. Le conté lo que me pasaba y me dijo que me fuera para la clínica. Llame a mi esposo y le conté. El me dijo que en 20 minutos venía por mí. Me tome mi tiempo. Me bañe, me cambie y me arregle. Estaba realmente feliz e estaba increíblemente tranquila. Había llegado la hora de conocer a Sara. A las 6:30 de la tarde salimos para la clínica.

Cuando llegamos me revisaron en urgencias y todo igual: 4 centímetros, contracciones seguidas y regulares. La ginecóloga de turno hablo con mi médico y entre los 3 decidimos que lo mejor era quedarme internada de una vez. Nos pareció evidente que estaba en trabajo de parto y no valía la pena regresarme a la casa para tenerme de vuelta a media noche o en la madrugada. Me internaron. Reconozco que yo confiaba a ojo cerrado en mi médico y en el equipo de la clínica. Por eso, simplemente deje que me “atendieran”. Me contaron por encimita lo que iban a hacer, pero realmente nunca me consultaron. En ese momento no sabía que me debían consultar. No sabía que me podía negar. No sabía que podía determinar muchas más cosas de mi parto. Me canalizaron una vena y me pusieron pitocín (oxitocina). De un momento a otro las contracciones comenzaron a ser mucho más seguidas y, según el monitor, fuertes. Yo seguía sin sentir nada. Una o dos horas después llegó mi médico y me revisó. A mi nada me dolía. Miento, lo único que me dolía eran los tactos de mi médico. Me di cuenta que regaño a el médico de turno y creo que fue porque él nunca ordenó el pitosín. Le bajaron al mínimo al goteo. Me preguntaron por la epidural y dije que si la quería pero cuando las contracciones fueran más fuertes. Me advirtieron que desde el momento en que la solicitará, viniera el médico a ponerla y me hiciera efecto, podía pasar más de una hora. Dije que no me importaba que yo la quería únicamente cuando comenzara a sentir dolor.

Estaba tranquila pero ya bastante cansada. Me acompañaban mi mamá, mi esposo, mi suegra, mi cuñada y su esposo. Todos estaban bastante emocionados. Charlaban, se tomaban fotos y yo, cansada e impaciente, esperaba. A eso de las 11 de la noche, comencé a sentir un cólico fuerte en la parte baja de la barriga. No era un dolor insoportable pero a esas alturas yo estaba bastante desesperada. Pedí la epidural. Como a la media hora llego el anestesiólogo. Sacaron a todos de la habitación y me quedé sola con el médico y la enfermera. Me pusieron en posición fetal, me limpiaron con un líquido helado y comencé a temblar. El médico insistía en que me quedara quieta pero yo, no lo lograba. Hice todo mi esfuerzo y me la pusieron. Eso me dolió 10 veces más que los tactos. Me puse la bata de nuevo con cuidado y entraron mi mamá y mi esposo. Los demás ya se habían ido. A los 20 minutos, comencé a sentir que no sentía ningún dolor. No sentía el cólico, no sentía el dolor de espalda y pelvis que me acompañaba desde los 6 meses. Podía mover las piernas pero estaban como acalambradas. Aún las sentía, pero no sentía ningún dolor. Me relajé muchísimo y me dormí, creo que una o dos horas. Me sentó perfecto ese tiempo de descanso.

Como a las dos de la mañana me hicieron tacto nuevamente. No sentí el tacto y ya tenía 7 de dilatación. Mi médico, sin consultarme, me rompió la bolsa para acelerar el proceso. En ese momento me pareció que estaba bien. En menos de una hora ya estaba en nueve de dilatación y mi médico dió la orden de preparar la habitación. De un momento a otro la cama pasó a ser prácticamente una silla con estribos y todo lo cubrieron con telas azules. La enfermera traía un montón de cosas. Mi esposo y mi mamá se vistieron con batas azulitas, gorros y tapabocas. Más o menos a las 3:30, cuando todo estaba listo, el médico me revisó nuevamente y me dijo: “puja cuando quieras. Si quieres te avisamos y en la próxima contracción comienzas a pujar”. Yo sólo pensé: “ya voy a pujar, ya va a nacer, llegó nuestro momento”. Y así fue. Sentía una presión muy bajita. De hecho sentí y vi como mi barriga se iba desinflando a medida que mi bebé bajaba por el canal de parto. Después de pujar en 3 oportunidades, me concentre en las gafas del médico y vi como la cabeza de Sara se asomaba. En medio de ese pujo el médico me dijo, de repente, que dejará de pujar. Me fije en el reflejo de sus gafas y vi que la cabeza ya había salido. El hombro derecho también. Contuve la respiración y, salió el otro hombro. En menos de lo que siempre me había imaginado, nació mi princesa Sara. Mire el reloj de la habitación y eran las 4:05 de la mañana. De inmediato, el médico la puso sobre mi barriga. Era toda calientita. No lloraba, gemía un poco y se chupaba desesperadamente sus manos. La sentí, pero no la pude ver bien. A todos se nos escurrían las lágrimas. Mi esposo sonreía y tomaba fotos. Mi mamá estaba asombrada. A mí me parecía estar viendo una película. Después de unos instantes, la revisaron en una camita al lado, la limpiaron y la vistieron con la ropita que le habíamos llevado. El médico me felicito y me dijo que lo había hecho muy bien. Me sentí muy feliz, pero más que feliz, capaz y poderosa. Pensé: "todo salió como lo había planeado". Sara continuaba en la camita de al lado. Mi mamá y mi esposo la acompañaban mientras terminaban de revisarla. Yo no le quitaba los ojos de encima.

Me rasgué un poco, nada de consideración y el médico me cogió creo que 2 o 3 puntos. Al rato salió la placenta. Me la mostraron. Me pareció maravilloso poder ver en vivo y en directo el órgano que nos unía y nos conectaba íntimamente desde hacía 9 meses. Recogieron todo muy rápido y, en unos pocos minutos Sara estaba en mis brazos, succionando con fuerza sus primeras gotas de calostro. En ese momento si la pude ver con detenimiento. Me pareció hermosa. Fue amor a primera vista. La revisé. Su nariz estaba bastante torcida y su ojo izquierdo un poco morado. Creo que se maltrato un poco al salir. Su cabeza era suave y redondita. Me sentí muy feliz y al instante siguiente, agotada. De repente, todo el cansancio de casi 24 horas sin dormir, de caminar 6 kilómetros, de esperar, se manifestó sin compasión. Mi mamá se quedó conmigo lo que restaba de la madrugada. Ya eran casi las 5.


viernes, 21 de octubre de 2011

Crónicas de una madre soltera (Parte II)

Por: @punketa




De las cosas que más me dolieron de haber estado sola fue la época del embarazo. Mis primeros días despúes de saber del embarazo, a 6 semanas de concebido mi chicuelín, tuve una crisis de estrés lo que hizo que causara una leve complicación la cual simplemente se solucionaba con estar tranquila. El estrés de manejar el embarazo y un nacimiento sola me atormentaron, pero por mantener la salud de mi bebé preferí optar por lo sano y mandar al carajo todo aquello que me estaba angustiando.

Después de mantener la calma y asumir la situación decidí disfrutar al máximo cada momento de saber como iba creciendo ese pequeño frijolito que apareció por primera vez al lado derecho del útero. Es lindo saber como crece, como se escucha su corazoncito por primera vez, verle la forma de la cara o de los brazos; es realmente mágico ver todo ese proceso. Es el primer contacto que tengo con mi bebé que aparte de estar dentro mío, ahora lo puedo ver y confirmar con mis propios ojos que es de verdad.

Ahora, y por qué ver todo ese proceso sola? Porque fue una situación difícil con el papá de Eric y fue una decisión que asumí ateniendome a las consecuencias. Claro que hace falta esa compañía que uno desde siempre espera, como la figura de tener familia que a uno tanto le inculcan desde pequeña, pero así es la vida y así es como nos toca vivirla.


Aunque compartir la primera ecografía, ese primer movimiento en la barriga, saber si era niño o niña, la compañía en los controles, son algunas de las cosas que me entristecieron por haber estado sola, no me arrepiento de esto. Se que suena confuso y a la vez lógico, porque son situaciones que se quieren compartir con muchas personas pero si éstas realmente no quieren estar lo mejor es disfrutarlas sola. Tener roces familiares tampoco hacía que me sientiera mejor.

De igual manera, hice lo que creí correcto para mi y para mi hijo porque el bienestar de ambos estaba en juego. Además agradezco a la vida que me ha dado todas estas experiencias únicas como mamá y como mujer, y a pesar de que muchas cosas han cambiado hasta la fecha, he gozado, llorado y disfrutado todo esto como he debido.

Aún falta mucho por vivir. Esto es apenas el comienzo.

jueves, 20 de octubre de 2011

Crónicas de una madre soltera (Parte I)


Por: @GrungeWidow


Este post lo escribí hace ya un tiempito en mi blog, pero quise publicarlo acá también...ser madre soltera nunca ha sido fácil y nunca lo será...

Ser madre soltera no es fácil, tengas 15 o 26 años, nunca lo será (a menos que tus papas sean millonarios)
me imagino que ustedes verán de vez en cuando Mtv, en la temporada pasada lanzaron un show llamado 16 and pregnant, donde mostraban las historias de varias madres adolescentes en diferentes situaciones, la continuación de este show se llama Teen Mom. Son las mismas chicas, pero ya con sus hijos y sus parejas.

Es sorprendente como la vida de ellas que están en un país diferente y que son mucho menores que yo, se parecen a la mia. Algunos de ustedes saben que tengo una hija de 3 años, se llama Mariana, entre su papá y yo no hubo "compatibilidad de caracteres" y nos separamos, a partir de ahí  todo cambio, me he hecho cargo de ella sola, con el apoyo de mis padres y mi hermana.
Hay varios puntos similares en las situaciones que viven día a día Farrah, Cattelyn, Macy y Leah...
#lafelicida!

1-Vida Social = 0
Mientras el papa de mi hija vivía conmigo salíamos muy poco, yo iba a la universidad en las noches, y pasaba el día entero cuidando a la niña, ni siquiera teníamos tiempo para los dos, para estar solos, y eso debilita cualquier relación.
Ahora que solo somos las 2, para donde vaya debo llevármela, muchas veces dejo de ir a eventos que me gustan, a tomarme una cerveza, o lo que sea porque no la puedo llevar o porque nadie la cuidaría por mi.
Consecuencia de eso vivo pegada el computador, mi vida social es en un 90% virtual, 2.0...
A veces me reúno con los twitteros de mi ciudad y llevo a Huesitos (Mariana), y muy poco veo a mis  amigas, por la misma razón.

2-Vida Familiar = Campo de Batalla
Yo vivo con mis papas y con mi hermana menor, y eso es como estar en el foco permanente, si hago esto es malo, si no lo hago es peor y si la niña llora es la tercera guerra mundial. Los abuelos no crían, malcrían! y muchas veces toca coger aire y respirar profundo, recordar que vivo en su casa, como su comida y que pagaron una universidad para que fuera alguien en la vida, y lo mas importante adoran a mi hija. Ellos criaron 2 hijas, esos saben mas de esto, me llevan 26 años de ventaja en esto de ser padres...

3-Vida de Pareja = Corazón destrozado
El papa de mi hija solo tuvo un motivo para estar conmigo, y ese fue Mariana, nunca me amo, y si no hay amor no hay nada, pelear delante de un hijo no es nada saludable, y cuando ya las peleas y los gritos pasan a otro nivel, la cosa es a otro precio, me arme del poco amor propio que me quedaba y decidí seguir en este camino sola, y no niego que algunas veces me hace falta un hombre que nos cuide y vele por nosotras, pero mejor solas que mal acompañadas. Eso si, el papa de Mariana la adora, y para el es muy difícil estar lejos de ella, se esta perdiendo la etapa mas bonita de su hija.

4-Madre Solterona
Los hombres creen que si uno es madre soltera los busca por que necesita marrano o porque tiene una etiqueta que dice "necesitada" en la frente, y se equivocan, yo no busco ni plata ni sexo, solo quiero a alguien que me acepte como soy, que se dé cuenta que mi hija siempre es la prioridad, que muchas veces no tendré tiempo sino para ella.

Son 4 situaciones que en estos 4 años me han enseñado mucho, y lo mejor, todas las cosas bonitas que hago por mi hija, todo el amor que le doy ella me lo paga con una enorme sonrisa, con decirme mamá y caminando sólita!

Sí, yo sé que no hay dinero, que no tengo el mejor trabajo del mundo, pero soy feliz, tengo a la hija más maravillosa del mundo y a ti...no te necesito.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Por ella...



Por: @RadioCobain

Tengo una hija llamada Mariana Sofia, le digo Bananita de cariño, tiene 3 años y 10 meses, es hermosa, le gusta la música, bailar y reírse por todo. Le enseñe a cabecear cuando escuche metal, a tocar guitarra imaginaria y patear a los niños del colegio si se meten con ella.

Antes de ella todo era libertad, al mejor estilo de "Sex, drugs and Rock and Roll" andaba de larin laran por la vida sin rumbo fijo. Era delgada, tenia el cabello rojo (aun lo conservo asi, el ser mama no significa perder mi esencia rockera) A pesar de eso siempre fui muy buena alumna (una chica Orbitel, puro 5!).  El 2007 era el año de los cambios, de los grandes planes, los viajes y los amores que no se podían olvidar. Quería hacer mi ultimo semestre de intercambio en Bucaramanga (allá vivía el amor de mi vida, el que luego me dio el mejor regalo del mundo, ser mamá), Ir al Parque Tayrona en semana santa y a Bogota en Junio, y el año siguiente radicarme en Bogota para estudiar un postgrado en Comunicación digital, y seguir con la parranda. Pero ella se apareció de la nada.

Por ella cambie, por ella deje mis vicios, mis planes, mis estudios, deje todo atrás por ella, me convertí en la madre que ella necesita, la que se merece.
Por ella me despierto temprano todos los días, por ella me desvelo para cuidar sus enfermedades, Por ella siempre estoy en casa para jugar, por ella sonrió todos los días, por ella sigo sola en este camino así este cansada... Por ella aun vivo.

Por ella y para ella aun estoy aquí. Ya mis planes no importan, el pasado ya paso, ahora debo vivir el presente, ahora debo continuar con el mejor plan de todos, ser madre!

Canción para hoy... Smashing Pumkins - Ava Adore

¨Lovely girl you´re the beauty in my world, 
without you there aren´t reasons left to find¨

Cómo dormir a tu bebé

Por: @Banerol

"La gente que dice que duerme como un bebé, generalmente no tiene uno" — Leo J. Burke


Hace varios día leí ésta frase y me hizo pensar en qué es a lo que se refiere la gente cuando dice que durmió como un bebé. Sí, los bebés recién nacidos viven durmiendo todo el día por lapsos de dos o tres horas; pero en la noche, están despiertos. Así me pasó a mi y aunque era toda una noctámbula, me costó mucho trabajo mantenerme despierta.

Los primeros dos meses fueron de muy poco sueño por no decir que nada. Aunque mi bebé es muy dormilón, siempre, muy puntualmente, se despertaba a pedir comida. En el día también dormía, pero yo no. Muy pocas veces lo hice y me arrepentía todas las noches por no hacerlo más seguido.

Es verdad, próximas mamitas: ¡Aprovechen cada minuto que tengan para dormir!. Ahora y sobre todo, cuando nazca su bebé. Cada vez que él duerma, trata de hacerlo tú también. Los bebés demandan mucho tiempo y paciencia, y si no has descansado lo suficiente, no podrás atenderlo como se debe. Para poder lograr esto es indispensable la ayuda de tu pareja, de algún familiar o de una niñera.

Mi bebé ya va para cuatro meses y desde hace unos días duerme toda la noche: de 9 p.m a 6 a.m. Pero no crean que fue fácil de lograr. Al principio me costaba mucho y no sabía cómo hacerle entender que era hora de dormir porque era de noche. Empecé por explicarle cómo era el día y que se hacía durante ese tiempo y lo mismo con la noche. Y aunque sé que ellos entienden, no es que lo haya captado del todo. Entonces busqué ayuda con mi amigo Google y encontré que la mejor manera, era creándoles un rutina. Me dio pereza, yo jamás he tenido una rutina, ni siquiera cuando iba al gimnasio. Pero lo intenté por varias noches y ¡tarán!: mi hijo lo entendió. ¿qué hice?: como vivo en una ciudad de clima caliente, lo bañé a la misma hora todas las noches, le coloqué su pijama, le di de comer y se dormía plácidamente. Hasta el día de hoy sigue siendo así.

La rutina no tiene que ser así para todos. Puedes contarle un cuento, colocarle alguna canción de cuna, ponerle su pijama, etc. Es cuestión de ir conociendo a tu bebé. ¡Eso sí!, no se les ocurra acostumbrarlo a que se duerma en sus brazos, yo lo hice, y es un error. Lo mejor es dejarlos en su cuna o corral cuando veas que está adormilado.

¡Ah! y cuando tu bebé tenga unos dos meses casi tres (que el riesgo de muerte súbita es poco), acuéstalo bocabajo y vas a ver que logra profundizarse y dormir mucho más ya que sus pulmones se expanden y pueden respirar mejor.

Espero que esto les sirva para poder seguir siendo humanas mientras se es mamá de un recién nacido.

martes, 18 de octubre de 2011

Porque soy mamá




Por: @tangersoto

Mi embarazo fue a los 22 años, tenía el pelo rosado y el mejor cuerpo que hasta hoy he ostentado. Mis conocidos calificaban como brillante mi futuro y cuando anuncié a los adultos en mi vida las buenas nuevas, muchos me dijeron que mi vida se había acabado ahí, no entendían porque la gente seguía trayendo hijos al mundo a sufrir.
Estuve de acuerdo con sus observaciones: Ahora, seis años después, sigo estándolo, mi vida como la conocía terminó ahí, mi hijo definitivamente sufre y seguirá sufriendo, el mundo sigue siendo un lugar de mierda.
Respeto a quienes consideran la planificación y el aborto como una obligación con el mundo, también a quienes creen que los niños son engendros que no deberían existir. De hecho, esta es un postura responsable, socialmente, de moda, pero sobre todo, racional: Nunca salimos de la racionalidad, lo cual me encanta porque no hay otra forma de tener el control.

Tomar la decisión de tener un hijo parecía estúpida, necia y falta de inteligencia. Creo que así fue, porque la única variable que tuve en cuenta para decidir si quería tener a Isaac fue el consejo de una compañera de trabajo: “si usted decide tener ese niño sepa que el mundo se le va a venir encima, y que todos van a estar en su contra”. Pensé:“bueno, a la larga me gusta llevar la contraria”.

Una vez decidí tener a mi hijo, como una estúpida, necia y falta de inteligencia; fui feliz, ese sentimiento aún hoy sigue intacto. Me atrevo a decir que ha crecido con los años.
A veces escucho maldecir el hecho de ser madre, las entiendo, pero sobre todo, les tengo lástima, nunca sabrán el placer que se siente estar cumpliendo “el llamado de la naturaleza”. Procrear como un instinto animal y básico, luego, obviamente, se complica con todas las barbaridades de la especie humana. Pobres ignorantes de los placeres básicos.

Tener un hijo es el acto de mayor rebeldía que he perpetrado en mi vida, es lo más antisocial que he hecho y eso me hace feliz, me aburren las normas, los esquemas, el “deber ser” de esta podrida sociedad.
Tener un hijo fue y seguirá siendo mi mayor muestra de anarquía, de irresponsabilidad. Porque obviamente no estuve, no estoy, ni estaré preparada, ni el mundo es un remanso de paz para traer crías, pero soy infinitamente feliz, me siento realizada, amada. Sentimientos que muchos no conocerán.
Como dice Flea en el video a continuación, “yo no le di vida a mi hijo, el me dio vida”. Lo siento mucho por quienes odian a los niños, pues odian vivir.


martes, 11 de octubre de 2011

Debo aprender a... (Sobre la maternidad especial)

Por: @GrungeWidow

Hoy recibí en mi casa la visita de una amiga de mi mamá, ella también tiene un hijo en condición de discapacidad. Ella me lleva 11 años de ventaja en esta hermosa labor y me enseño muchas cosas en el ratico que pudimos charlar.
Aprendí muchas cosas a pesar de lo corta que fue nuestra conversación. A la final pude reafirmar muchos de mis pensamientos y opiniones acerca del tema, pude concluir muchas cosas, aprender muchas otras, y decidir que hay muchas cosas que debo cambiar y que aun hay muchos duelos que debo elaborar.

Lo primero que aprendí (algo que ya sabia y que he venido procesando desde hace algún tiempo) debo aprender a aceptar que mi hija tiene una condición de discapacidad, pero eso no quiere decir que es una niña enferma o diferente. Debo aprender que llego a mi como una maestra, para enseñarme lecciones de vida, de tolerancia, de paciencia, de solidaridad. Llego a mi como un reto, para inventar caminos distintos y a emplear diferentes recursos para sacar su proceso de desarrollo adelante. Debo aprender que hay que llamar a las cosas por su nombre si tenerle miedo, una parte del proceso de aceptación es llamar a cada cosa como es, si, mi hija tiene parálisis cerebral! Yo la amo y estoy orgullosa de cada uno de sus avances por mas pequeños que sean!

Mi Princesa Mariana en City Park

Hablamos de un tema que para cualquier madre que tiene un hijo en condición de discapacidad es duro y delicado, la discriminación, los comentarios negativos y la lastima. Me contaba las experiencias que ha tenido con su hijo a lo largo de estos 11 años y confieso que llore, me sentí identificada inmediatamente con todo lo que me contaba. Me dio un consejo que recordare todos los días de mi vida. Por mas duro que sea, por mas que me duela, toda la vida Mariana sera discriminada de una u otra forma, que de nada me sirve querer tenerla metida en una bolita de cristal tratando de protegerla de todo y de todos, habrán batallas que ella tendrá que luchar sola y que yo no siempre podre esta ahí para protegerla. Me recordó algo muy cierto, la discriminación nace del miedo a lo diferente, a lo desconocido, y que esas personas intolerantes, imprudentes e ignorantes hablan desde sus propios miedos, no saben que estos "angelitos especiales" son seres llenos de amor y ternura y que su condición no los hace diferentes. Aprendí a que debo "blindarme" a estos comentarios mal intencionados y a aprender de cada uno de ellos, explicarles a las personas su condición, y decirle todas las cosas que ella puede hacer, para que se den cuenta que es una niña que es capaz de hacer muchas cosas y que no es una retrasada mental como algunos la han llamado.

Como toda madre a veces tiendo a ser un poco sobreprotectora en exceso, lo cual es un grave error, debo aprender a ver a mi hija como una niña normal, y debo tratarla como tal, el hecho que tenga una condición especial no quiere decir que debo darle un trato diferente, su crianza debe ser igual, nada de pechiches ni de pataletas, todo debo manejarlo igual.

Mi razón de ser...mi luz, mi guía!

Esta fue la primera de muchas lecciones por venir, solo fue una visita, Maria Elena lleva 11 años sacando a delante a Pedro Mario, así que creo que ella tiene muchas cosas por enseñarme y yo tengo muchas cosas mas por aprender. Le pido a mi Dios fuerza, paciencia y sabiduría en este camino y solo puedo decir que hoy grito a todo pulmón y sin miedo alguno que estoy orgullosa de mi Mariana, ella es mas inteligente, mas amorosa, mas sensible y mas observadora que muchos otros niños, precisamente gracias a su discapacidad! Ella es única!




jueves, 6 de octubre de 2011

Aprendiendo a ser mamá

Por: @cats_caliope

Toda la vida he sido una comelibros, todo, léase TODO, siempre he buscado la manera de aprenderlo estudiando, y obviamente la maternidad no iba a ser la excepción, hasta donde me alcanzaron los recursos compré cuanta revista de maternidad encontré, me leí cuanto artículo y libro encontré en Internet, era la super mamá, daba consejos "gratis" a las otras madres.

Diseñé una lista de excel con todo lo que necesitábamos la gusarapa y yo, seleccionando que iba a pedir en el shower, y que debía comprar, las ganas eran muchas, pero la plata poca. Cometí el mismo error que comentemos todos los padres nos preocupa más de que color va a ser el cuarto o que tipo de coche cabe mejor en el carro, que lo realmente importante interiorizar que vamos a ser los faros y guías de una persona.

El día llegó 13 de junio de 2009, me levanté a las 4:00 a.m. para ir al baño, cuando me levanté del WC sentí un tirón raro, y una presión en la pelvis, levanté a mi mamá y ella me dijo llamemos a tu tía, ella lo confirmó había empezado el trabajo de parto, la molestia era mucha el dolor poco, mi prima estaba más nerviosa que yo me llenaba de consejos, madre era un manojo de nervios, yo le dijé a mi tía tengo antojo de patacones y huevo y me los comí, en uno de los días más lluviosos del año, salí camino a la clínica allí llegue a las 8 am y finalmente a las 9:45 p.m. nació mi niña, debo confesar que por estar pendiente si me subía la presión me perdí el primer llanto de mi hija, en la sala de recuperación todo eran alaridos y allá al fondo estaba ella dormida sin importarle la bulla. La primera noche fue trágica la pincharon cada hora para hacerle pruebas (bendita diabetes gestacional), cuando la tuve en mis brazos lo primero fue darle pecho, tal como había aprendido pechito con pechito, bariguita con barriguita, primer error, el pecho se da como al bebé le acomode, como duelen esos primeros halones pero se hizo la tarea, primer popó es negro y no tienes mucho tiempo para cambiarla toca volverse flash así te duela, el resto si fue más o menos como había aprendido, pero hubo algo con lo que no contaba, bajó el calostro pero la leche no, menos mal mi prima amamantaba, y ella me suplió, me tomé de todo, casi me dan hasta pasto de vaca, y era tan simple está súper mamá debía darse cuenta como era que había que acomodarla y que entre más ella succionaba más salía, que si me ordeñaba más se llenaban y así le dí pecho exclusivo hasta los 5 meses y medio y ocasionalmente hasta los 2 años, no fueron las revistas ni los libros ni los artículos, fue ella quien me enseñó como amamantarla, es simple , sólo debemos aprender a escucharlos.

lunes, 3 de octubre de 2011

Sin palabras...

Por: @carocoop

No hay mucho qué decir.

Este hombrecito, con sus ojos negros y profundos, su piel canela, su olor suavecito y su espontaneidad de bebé libre, es definitamente LO MEJOR de mi vida.


Literalmente, me quita el aliento.

¡¡¡CUÁNTO TE AMO, MI ALE!!!!!

El comienzo de mi nueva vida.

Más o menos hace un año estaba a vísperas de recibir una noticia que cambiaria mi vida.  Hace un año no pensaba, “ni de fundas”, ser mamá. Yo tenía otros planes.

No tenía novio, pero no estaba sola y en uno de esos fines de semanas llenos de “amort”, concebí a mi sapito.  Me enteré de su existencia a las 4 semanas más o menos y a las 6 semanas manché y salí corriendo a la clínica junto con su papá. Parecíamos muy tranquilos, pero sé que por dentro, moríamos de miedo y nos sentíamos desconocidos.  Esa fue la primera vez que escuché el corazón de Frisolito (así le empecé a decir  hasta que me enteré que era un hombrecito). Escucharlo me llenó de felicidad; era verdad, iba a ser mamá si Dios me lo permitía. 
Ese día no me dieron buenas noticias: tenía amenaza de aborto y tenía que guardar reposo. Aunque no me hacía a la idea de ser mamá justo en ese momento, temí muchísimo perderlo. Ya era toda mi vida.

Los meses siguientes no fueron fáciles, estuve muy sola y cargando el peso de “haber metido la pata a los 21 años”. Pero nada, jamás, fue tan importante como el bienestar de mi hijo que a las semana 20, el muy descarado, me dejó ver sus “partes nobles” mientras jugaba con ellas.  Lo amé aún más.

Nació el 28 de Junio a las 9:28 a.m. Pesó 3200 libras y midió 49 centímetros. Era un sapito rosadito y muy amargadito. La primera vez que le di pecho sentí como si hubiera corrido una maratón: sudé, me dolían los brazos de sostenerlo y de direccionar el seno a su boca, y todavía me sentía idiotizada por la anestesia. Aún así, no dejé de contemplarlo ni un segundo y todavía es así.

La vida me cambió, literalmente, de un día para otro: desperté y fui mamá. Dejé de dormir para poder atenderlo, aprendí a cambiar pañales, a saber cuando tiene hambre, cuando le duele algo, cuando se hizo popó.  Y sigo aprendiendo.

Hoy, Juan, es un bebé de tres meses muy feliz, solo es risas por aquí y por allá. Mi familia se iluminó con su llegada, nos hace inmensamente feliz. Somos afortunados por tenerlo.
Admiro a las mamitas que hacen a su vez de papá y aunque sé que lo podría hacer, no concibo la vida de mi bebé sin su papá. Es el mejor que le he podido dar. Los tres somos muy felices y compartimos esto del “oficio de ser mamá”.

@Banerol



domingo, 2 de octubre de 2011

Una lágrima tras otra

Por: @morganadeleon

Esa ha sido la realidad desde que supe que estaba embarazada, no he parado de llorar y estoy segura que así será hasta quién sabe cuándo…
Cuando ratifiqué mis sospechas de un embarazo, lloré. Eran lágrimas de desconcierto e inseguridad, pues no sabía que pasaría de aquí en adelante; con otros planes en la cabeza y sin empleo, todas  la preocupaciones del mundo llegaron, pero el 17 de diciembre de 2008 se fueron, pues ahí, mi llanto fue de felicidad, escuché por primera vez el corazón de un ser pequeñito, alguien que ya tenía vida, pero era tan pero tan pequeño, que todavía no sabíamos si sería una niña o un niño.
Durante los nueve meses, seguí llorando, de alegría, tristeza, confusión, miedo (no puedo negarlo), hasta que llegó el mayor estallido lagrimal que ustedes se puedan imaginar.
El 11 de junio de 2009, tuve todos los tropiezos imaginables para llegar al último control prenatal. La tensión estaba por las nubes y el bebé estaba en riesgo, así que mi ginecóloga (la mejor del mundo, por cierto) dio la orden de hospitalización porque se iba a iniciar una inducción de parto para que Juan Martín viera la luz por primera vez.
Nuevamente, lloré. Mucho tiempo pensando en el nacimiento de mi hijo, anhelándolo y cuando llegó, literalmente, morí de miedo; aunque la verdad, me imaginaba que las terribles contracciones serían peores. Pasaron más de siete horas y la inducción no sirvió. Tenía contracciones, muy fuertes según la monitoría, pero a mí no me dolía nada, pensaba en que tenía hambre (lo sé, muy conchuda yo).
A las siete y algo de la noche, la doctora nos dio la opción de escoger entre seguir en trabajo de parto o hacer una cesárea para poder ver rápido a mi angelito, así que opté por la operación (algo de lo cual aún me arrepiento). Entré a las 9:00 pm, después del que, para mí, sería el último beso de amor… y empezó la travesía, que duró realmente poco.

Después de 24 minutos de escuchar una conversación sobre quién era mejor, si Rafael Nadal o Roger Federer, me dijeron – Mamá, aquí está Juan Martín. Inmediatamente un grito hermoso (el más hermoso percibido por mis oídos hasta el momento) hizo brotar de mis ojos, otra vez, agua salada, más lágrimas, un sentimiento inexplicable se adueñó de mi entendimiento y no podía atinar a nada diferente a llorar de felicidad, pues alguien perfecto y extremadamente bello había llegado a mi vida para hacerla simplemente ideal. Aún lo recuerdo y de nuevo mis ojos se encharcan…
He llorado con cada una de las vacunas y enfermedades de Juan Martín, nada desearía más que ese dolor no lo afligiera a él, sino que lo padeciera yo, soy más grande y fuerte y puedo resistirlo mejor.
En este camino ha habido lágrimas muy dulces, como por ejemplo esas que derramé cuando lo vi ponerte de pie o cuando vi que por primera vez, podía saltar con los dos pies al tiempo, pues entendí que su desarrollo neuronal era óptimo y que a partir de ahí, nada lo detendría. O también, una monumental y extraordinaria, verlo disfrazado de perrito granjero, tomado de mi mano pidiendo dulces y celebrando mis 24 años de vida.
Aunque no sólo los logros de Juan Martín son culpables de tanta lagrimonería, mis logros también me conmueven. Por ejemplo, hacer un disfraz, que quedara bonito y que a Juan Martín le gustara (debo anotar que nunca he sido hábil con las obras manuales) fue grandioso. No sería una buena madre si no admitiera que he aprendido más de mi hijo, de lo que él ha aprendido de mí.

Hoy, terminando estas líneas, dedicadas a la fuente de inspiración y vida que me lleva a ser mejor cada día, estoy llorando, pues no encuentro otra manera de expresar todas las cosas bellas que siento por mi hijo, Juan Martín. Ya sé que las lágrimas de una madre son sagradas, pues ningún otro ser es capaz de llorar de felicidad, nostalgia, tristeza, dolor, ternura… como ella.
Por eso, desde hoy declaro que el único dueño de mis lágrimas será mi bebé, pues sólo él las merece y tengo total certeza que cada una de las gotas saladas que rueden por mis mejillas, serán de felicidad y acompañadas de las consabidas caricias de Juan Martín, esas que me han sacado de las tristezas más profundas, pero eso es historia de otro costal