Por: @cienporcienmama
Hace un par de meses, conocí a otra madre, unos 7 años mayor que yo. No contaré las circunstancias en que la conocí, pero si quiero transcribir el recuerdo exacto de parte de nuestra conversación. Quiero destacar que esta conversación ocurrió durante nuestro primer encuentro, no nos conocíamos de antes y tampoco hemos vuelto a conversar.
Ella: oye, ¿y tu que haces? ¿Trabajas?
Yo: no trabajo, me quedo en casa cuidando a mis hijos.
Ella: ah! No trabajas.... (en tono despectivo) entonces tu marido te mantiene!
Yo: Tenemos la suerte que de podamos vivir solo con su sueldo, así yo poder preocuparme 100% de nuestros hijos, si las condiciones cambiaran o fueran otras, quizás yo tendría que trabajar, y no tengo ningún problema al respecto.
Ella: ¿pero el esta de acuerdo? De que estés todo el día en casa sin hacer nada. (nuevamente con tono despectivo o de envidia, ya no lo sé)
Yo: La decisión de que yo no trabajara fue mutua, además no estoy sin hacer nada, los niños requieren harta atención,como prepararles y darles sus comidas, llevarlos al colegio, al doctor, estudiar, y otras muchas actividades.
Ella: ahhh, bueno, eso también es verdad...
Esto es solo una parte de nuestra larga conversación, pues estuvimos juntas más de dos horas, si bien quede impactada con su forma de interrogarme y las cosas personales que ella me contó y que además quería saber de mí, siendo la primera vez que nos veíamos, lo que verdaderamente me molesto fue ese tonito despectivo y la forma de mirarme en menos que tuvo, cuando supo que yo no trabajaba y “sólo” estaba en casa.
Si bien no es primera vez que me pasa, dejenme decir lo que pienso, en favor de las muchas mujeres que hemos decidido criar a nuestros hijos y no dejarlos a cargo de otras personas.
No es que este en contra de las madres que deciden seguir trabajando luego de tener sus hijos, muy por el contrario, siempre he creído en la libertad del ser humano de elegir y tomar sus propias decisiones, no soy quien para cuestionarlas, menos aún, cuando hay muchas mujeres que deben hacerlo para mantener a sus familias y sacar a sus hijos adelante.
Todas merecemos el mismo respeto, aquella mujer que quiere compatibilizar el trabajo y la maternidad porque ambas cosas la apasionan, aquella que debe trabajar por necesidad, aquella que no quiere abandonar su crecimiento personal por la maternidad y aquella que ha decido dedicarse 100% a la maternidad. El elegir una de esas opciones no te convierte en una mujer de mayor o menor categoría. Pero ya se ha hecho recurrente, que algunas madres que trabajan, piensen en nosotras, las que no lo hacemos, como mujeres de menor nivel.
Me pregunto si creen qué una esta todo el día descansando y viendo teleseries o programas de farándula, incluso se duda de nuestra inteligencia y cultura, al nivel que lo único que sabemos hablar es de niños, pañales, papillas, supermercado y cosas relacionadas con el hogar.
Me imagino que no tienen idea que nuestra labor de madres de tiempo completo, no solamente se limita a alimentar, sacar pañales y hacer dormir a nuestros hijos. Me pregunto si alguna vez estas madres han tenido que lavar varios calzones sucios con caca de sus hijos, mientras se les enseña a dejar los pañales, o si les enseñaron a comer solos, a caminar o compartir con demás niños, todo esto, dentro de las múltiples labores que amerita el cuidado de un niño. Seguro algunas sí lo han hecho los fines de semana, el resto del tiempo, lo hizo la tía del jardín, la nana o la abuela.
Quiero volver a recalcar que esta crítica no es en contra de la madre trabajadora, sino en contra de aquellas madres trabajadoras que alguna vez han denigrado con algún comentario o que han mirado como mujer de segunda categoría a la que tomó la opción de ser madre a tiempo completo, paradojicamente atentando contra su propio genero.
En mi caso, les puedo asegurar que no sólo puedo hablar de pañales, papillas y de la casa, sino que, así como muchas otras mujeres, también puedo tener un nivel de conversación mas elevado, hablar de política, contingencia y actualidad. Porque para nosotras, no sólo existen canales como Discovery Kids y Disney Junior, tampoco estamos ajenas a la lectura, y no precisamente de revistas como la Cosmopolitan y la Cosas.
Todas las madres merecemos respeto, sean adineradas o pobres, profesionales o no, trabajadoras o dueñas de casa. Todas amamos a nuestros hijos y hacemos lo imposible por ellos. Por lo mismo jamás existirán madres de primera o segunda categoría. Todas somos mujeres que decidimos ser madres y siempre desearemos ser las mejores.