lunes, 6 de agosto de 2012

Mi historia personal de lactancia materna


Por @Zavila


Cuando trato de recordar cuando decidí que le daría leche materna a Sara, sinceramente no lo recuerdo. Creo que esa idea vivía en mi inconsciente desde pequeña porque vi a mi mamá amamantar a mis hermanos, y a mi tía hacer lo mismo con mis 4 primas. En mi familia materna siempre había escuchado que todas eran súper lecheras, así que nunca dude que me saldría leche. Luego, cuando tenía como 4 meses de embarazo, fui a visitar a una amiga (que también estaba embarazada de su 2do hijo y tenía los mismos meses que yo) y ella me regalo "La Alegría de Amamantar" de María Eugenia Carvajal. El libro me fascino. De manera clara y sencilla, no sólo explicaba toda la fisiología del amamantamiento sino como instaurarla, mantenerla y disfrutarla. Sin embargo, lo más importante que hizo este libro por mí, fue llenarme de una confianza inquebrantable: yo estaba segura de que lactar a mí bebe era algo que podía hacer con éxito. Y con esa confianza en mi mente y corazón, pasaron los meses y Sara nació. La tuve por parto natural en el cuarto del hospital. Tan pronto salió, la enfermera la puso sobre mi vientre y luego, ella se prendió de mi pecho.  Ese fue el 1er instante de amor entre las dos. 
Sinceramente, escogí ese hospital únicamente porque allí eran pro lactancia y pro parto natural. Conocía de la importancia de ese primer encuentro del bebé con su mamá y con su teta. Tengo que reconocer que se me agrietaron un poco los pezones, pero las enfermeras del hospital me recomendaron emplastos de hierbabuena para la cicatrización, y los utilice juiciosa los primeros 15 días. Nunca fue doloroso para mi, y, como había leído, cada vez que Sara lloraba yo le daba teta, sin importar si era de día o de noche, o si le acababa de dar. El apoyo de mi esposo fue fundamental. El solo me dejo seguir mis instintos y se lo agradezco de todo corazón. Mis senos crecieron muchísimo, y pesaban una barbaridad. Tal vez es lo único que me ha resultado incomodo del tema: el tamaño y el peso de los senos. Desde el comienzo tuve que extraerme leche porque producía tanta, que Sara no alcanzaba a tomarla toda. Le tenía pánico a una mastitis, así que procuraba sacarme todo lo que podía, hasta dos veces al día. De hecho, aún me extraigo casi a diario, porque hoy, 12 meses después, sigo produciendo igual o más leche que el primer día. A veces la producción es de 3 0 4 oz, y otras veces, 10 o hasta 12. Y sin embargo, después de cada extracción, Sara aún toma de la teta todo el día, todo lo que le apetece. 
Almacene mucha leche hasta los 5 meses. Luego, cuando ya en el refrigerador no había casi espacio, concluí que debía hacer algo con ella. Era obvio que Sara nunca se la tomaría toda. Intente donarla y nadie me la recibió. Lamentablemente en nuestro país existe la particular y "conveniente" idea de que tomar leche donada es peligroso para el bebé. Finalmente la deseché. Pasaba el tiempo y no encontré nada más que hacer. Cada vez que me acuerdo, algo dentro de mí se arrepiente. Fueron muchas onzas, (aunque con certeza no sé cuantas) que pudieron haber nutrido a muchos bebés, como lo han hecho con mi princesa. Ya hace casi 7 meses que no almaceno más. Aunque siempre tengo un tetero o dos con leche al día, para hacerle la papilla a Sara o para que se la tome, si se antoja y yo no estoy. 
La lactancia me ha regalado momentos increíbles al lado de Sara. La ha hecho crecer sana, feliz, llena de salud pero, sobre todo, radiante de amor. Sin duda es el mejor regalo que nos podemos dar como madres e hijas. Si, se que, especialmente los 1eros días, hay veces que no nos acomodamos en nuestra propia piel, en ese cuerpo crecido con senos enormes. Y muchas veces pensamos que es doloroso, incomodo, que no nos cierra la blusa, que no vale la pena, y queremos desistir. Pero son solo unos días, que pasan más rápido de lo que nos imaginamos. Y cuando menos pensamos, todo el momento se vuelve placentero, cómodo, tierno, feliz. Nos sentimos agradecidas y recompensadas por haber seguido adelante, por haber tenido confianza, por haber estado seguras de que lo mejor era acunar al bebé, dormir con él, llenarlo de leche de nuestro seno materno. Y esperamos en nuestro corazón con la misma certeza, que este regalo nos dure muchos días más, para disfrutar de él hasta que nuestro bebé lo quiera.http://www.muchoslibros.com/libro-La-Alegria-de-Amamantar/Carvajal,-Maria/9789580487708/EC/


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