jueves, 21 de noviembre de 2013

El espejo

Por: @zavila


Tu llanto me ciega, me nubla, me descentra.

Me hace perder el control y me sumerge en aguas profundas y turbulentas.
Tu llanto me llena de miedo, de un miedo infantil que me invade sin remedio. Sin importar el momento ni el motivo, despierta el mounstro, esa inmensa y terrible criatura que vive en mí, que también soy yo.
Tu llanto me abate sin compasión y de manera mortal. Me golpea y me quita la respiración. Me reduce a nada, me hace olvidar mis habilidades de control.
Tu llanto no me deja pensar, me empuja aún mundo donde solo puedo sentir. Y esos sentimientos que afloran son intensos, egoístas y oscuros. Porque es un llamado directo a mi sombra, la trae, la hace presente, aniquilando mi escasa paciencia, irritándome hasta la inconsciencia.
Cuando eras bebé la cosa era diferente. Tengo la sensación de que tu llanto de ahora, tu llanto de niña es más intenso y poderoso, con  efectos más fuertes y profundos en mí. ¿Será por que ya no hay teta?, ¿será por qué la oxitocina no corre libre en nuestro vínculo como antes?, ¿será por que mi niña interior se refleja en tu frustración, en tu protesta, en tu inconformidad, en tu llanto que me incrimina y me desnuda?... No lo sé.
No único que tengo claro es que tu llanto es mi espejo. Un espejo gigante en el que detesto mirarme. Un espejo en el que no puedo evitar mirarme. Y entonces, en mi incapacidad de lidiar con mis sentimiento y los tuyos al mismo tiempo, te pido cosas incoherentes, hago cosas incoherentes. Y quiero desaparecer. Quiero un abrazo. Quiero tiempo. Quiero atención. Quiero exactamente lo mismo que tu me pides y que no sé como entregarte. Y no logro respirar, ni mantener la calma. Solo atino a solicitarte lo imposible, cuando yo misma no se expresar lo que me pasa y contengo mi propio llanto en un nudo inmenso en la garganta.
Pero no hay más remedio. No hay más opción que enfrentarlo. No tengo más que mirarme de frente en este espejo, cada vez que sea necesario. A pesar del temor, de la tristeza, del dolor. Con coraje, con fuerza, con humildad. Para que algún día pueda acoger esta parte oscura, entenderla, aceptarla, caminar de su mano, entendiendo un poco mejor su dimensión y su misión, que no es otra más que enseñarme, curarme, curarnos a ambas. 


No hay comentarios.:

Publicar un comentario