Por: @cats_caliope
El tema viene
como anillo al dedo, especialmente porque estoy pasando por algo así como una
crisis de la madurez, léase me caí del palo; todo surge porque tengo demasiado
tiempo libre a los humanos cuando tenemos poco que hacer se nos da por la
pensadera y el existencialismo, y si además añaden que soy la mas viejita de la
editoras del blog, peor las penas que me acongojan jaja.
Cuando yo era
chiquita todo era mucho más simple, yo soy modelo 1978 (sin sacar la
calculadora), de los recuerdos más vívidos que tengo es estar sentada en frente
del mega televisor que había en mi casa marca Zenith con tres roscas, patas y
sin control a las 4:00 p.m. para verme Plaza Sésamo, creo no estoy muy segura que a esa hora iniciaba la señal, televisión en la mañana no había, a esa hora
estaba bañada, peinada, vestida con la ropa de tarde y más entalcada que la
cucarachita Martínez, haciendo honor a la tradición cartagenera: Pelao criao de
abuela bañao y entalcao desde temprano.
Esta es misia Candelaria
En días de clases no se podía pasar de la terraza, mi primo se volaba todo el tiempo, se salía los viernes y sábados y uno que otro domingo mientras no hubiese mucha tarea, eso sin perderse de vista, llegar a la placita al final de mi calle estaba terminantemente prohibido, y yo como no era una pelá atrevía sólo empecé a ir cuando tenía como 9 años, en una de esas idas corriendo hasta la placita, si corriendo como si el diablo lo persiguiera a uno, me caí y me partí un diente delantero me volé un poquito menos de la mitad, no salí como en 4 días porque estaba deformada, días perdidos de vacaciones.
En mi calle la
pasábamos buenísimo, la hicieron con los postes en la mitá por tanto los carros
no podían entrar así que era terreno libre para los juegos, en vacaciones en la
mañana jugaba con mis vecinas con los “chocoritos” osea jueguitos de té y
vainitas de cocina, en la tarde con el triciclo, después la cicla, y después de
la comida empezaban los juegos más bacanos, el escondío (las escondidas), el
Jimmy(dos equipos, uno tenían que tumbá una pilita de piedras pegada al poste
del otro), el quemao (dos personas a cada lado con un balón y un grupo en la
mitá evitando ser quemado) y otros más que no me acuerdo.
Lo más
importante es que éramos libres, felices, jugábamos en bonche (grupo), nos
arrastrábamos en el piso de la calle, nos ensuciábamos las manos (no había gel
antibacterial), corríamos como locos y mínimo se acumulaba un raspón de rodilla
semanal. A mi mami no la veía mucho por que trabajaba demasiado, pero cada
quincena me compraba kellogs para mi solita y me llevaba al trencito de Bocagrande
a dar la vuelta a la bahía.
En resumen
cuando Cats era chiquita fue feliz.
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