“Cómo pasa el tiempo”, esa expresión tan
utilizada por muchos cobra un nuevo significado cuando llega la maternidad. El
tiempo es relativo: pasa despacio (agónicamente despacio) ese día que por
primera vez dejamos al pequeñuelo en cuestión al cuidado de alguien más, el
reloj del trabajo parece andar hacia atrás o el profesor de la universidad
empieza a dar las clases en cámara
lenta. Pero los días pasan volando cuando estamos junto a ellos (especialmente
fines de semana y vacaciones) y es cuando nos damos cuenta que su boquita
pronuncia una palabra que nunca antes habíamos oído, corretea de lado a lado
cuando hace unos días apenas se tambaleaba o canta alguna canción que no le
enseñamos nosotras.
Hace un año una mamá muy pila nos propuso un
proyecto en común, compartir nuestra visión de la maternidad, nuestras
experiencias, alegrías y tristezas. ¡Todavía no puedo creer que ya sea un año!
Y hoy me alegra ver cómo ha ido creciendo este
blog, tantas personas diferentes reunidas en torno a un mismo tema, que a su
vez es tan grande que son miles de temas distintos.
Cada una con su opinión, con su experiencia e
inexperiencia pero con una sola cosa en común: la bendición de la maternidad,
porque nadie nunca nos va a poder quitar que somos mamás y lo seremos siempre,
hasta el fin de los tiempos si es necesario.
Un abrazo para sus chiquitines y chiquitinas,
para aquellos que están empezando a descubrir el mundo, angelitos que con su
inocencia infinita no se dejan tocar de los malos comentarios o actitudes, sino
que siempre responden sonrientes; aquellos que siendo más grandecitos nos ponen
en situaciones difíciles con sus preguntas y ocurrencias pero que convierten un
día monótono en toda una celebración, aquellos que están a nuestro lado cada
día y aquellos que nos cuidan desde el cielo junto a Dios.
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