Por: @_AlejoMD_
La alimentación, es uno de los instintos
más básicos del ser humano y de los seres vivos. Es una actividad indispensable
para el mantenimiento de la existencia de un ser, en buenas condiciones
generales.
Pero alimentarnos, no debe significar
simplemente saciar ese instinto primitivo del organismo, no; la alimentación
debe ser entendida como un proceso que requiere acostumbrar o habituar al
organismo a una serie de condiciones que le permitan saciar ese deseo
instintivo sin que se afecte su estado de salud a corto, mediano o largo plazo
de alguna forma, error que muchas veces se comete.
Una alimentación saludable, es aquella que
aporta al organismo los nutrientes en cantidad y calidad suficiente y óptima
para desempeñar todas las funciones que requiere realizar a lo largo de un día
y a lo largo de la vida. Esto, se traduce en el mantenimiento de la homeostasis
o equilibrio de la salud de un organismo. De ahi la importancia de saber
escoger qué comer, cuándo comerlo y de qué forma comerlo, ya que de estas tres
premisas dependerá en gran medida la forma en que nuestro cuerpo se habitúe a
el instinto de alimentación.
Normalmente, se nos enseña a comer
diciéndonos que se debe consumir de todo y parte de esta expresión, debe ser
tomada con el apellido, consumir de todo de forma balanceada, la otra
mitad del nombre que generalmente no se enseña.
Para que el organismo humano funcione de
forma adecuada, desde inclusive la vida intrauterina, es necesario que la madre
aporte todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de ese
nuevo ser que se aloja en su vientre, esto incluye: carbohidratos para aportar
energía a las células, lípidos para formar membranas y hormonas, proteínas para
formar músculos y tejidos, minerales para la formación de huesos y tegumentos (
cabello, uñas, piel ), vitaminas para formar enzimas, catalizar procesos
metabólicos y agua para que todos estos procesos se lleven a cabo de forma
correcta entre otros y sólo por nombrar los mas conocidos y relevantes.
No son las mismas las necesidades de un
bebe, que las de un niño en edad escolar, que las de un adolescente, que las de
un adulto, que las de una persona anciana, e inclusive no son las mismas
necesidades entre género masculino o femenino y mucho menos entre individuos
aún siendo todos humanos.
De ahí la importancia de que habituemos a
nuestro cuerpo a recibir lo que necesita, cuando lo necesita y en la forma en
que lo necesita INDIVIDUALMENTE, obedeciendo eso si, a unos principios básicos
de alimentación aplicables a todos.
Teniendo en cuenta estos puntos, quiero
enfocar entonces este artículo a dejar una guía clara y concisa de que se debe
hacer respecto no de una alimentación, sino de una BUENA alimentación,
especialmente enfocando el tema, a que se debe hacer respecto de la BUENA
alimentación de los niños, ya que muchas veces, es ahí dónde arrancan los
problemas de salud que hoy en día se han convertido en una epidemia de
tendencia mundial, llamada OBESIDAD y sus consecuencias.
El ser humano cuando está pequeño es una
máquina metabólica de gasto energético, los niños corren, saltan, brincan, son
inquietos por ese mismo afán de conocer el mundo, sus gastos nutricionales y
requerimientos son entonces de un tipo particular, a diferencia de un adulto
que en promedio no maneja ese mismo nivel de actividad, de ahí la importancia
de saber que alimentos son los ideales para aportar esa energía que los niños
necesitan, sin descuidar obviamente, que no es sólo energía, es también
formación de tejidos y realización de procesos metabólicos relevantes para
obtener dicha energía de los alimentos. Es acá entonces donde entra el término
BALANCEADO nuevamente.
A los niños les gusta el dulce, todos lo
sabemos, inclusive todos caemos aún en la edad adulta en la tentación del dulce
y no es un pecado, es una necesidad del cuerpo, pero ojo, no por ser una
necesidad se debe abusar de ellos, ya que no debemos convertir una necesidad
nutricional en un MAL habito nutricional.
Por eso es recomendable que los famosos
“dulces” que los niños adoran sean rigurosamente controlados por los padres,
recordemos que el ser humano es de hábitos y si desde pequeños nos
acostumbramos a comer excesivos dulces, en la edad adulta dejarlos será más
difícil al igual que sus consecuencias por un consumo desmesurado o arbitrario.
En este mundo donde el tiempo “no alcanza”
y donde cada vez los padres de familia tienes menos tiempo para preparar los
alimentos, las comidas rápidas son la panacea, en poco menos de 15 minutos se
pueden tener toda una comida al alcance sin sacrificar grandes cantidades de dinero en el intento, no esta mal, pero OJO,
tampoco esta bien que se conviertan en pilar fundamental de la nutrición de un
menor. Todo en exceso es malo, reza un sabio dicho popular y es aplicable a la
alimentación BALANCEADA y SALUDABLE que debe primar en los niños.
Las grandes multinacionales atraen a los
menores con promociones e incentivos que a mi modo de parecer son una
invitación directa al consumismo desmesurado si los padres no son partícipes de
su control, de ahí la importancia de que la alimentación sea tomada como una
tarea de familia, como un momento de unión familiar y de habituación a
conductas saludables y buenas costumbres, alimentarse sanamente ya no sólo
implica saber comer, sino saber dónde, con quién y cómo comer, no en la sala
viendo televisión, no en la habitación haciendo tareas ( les es familiar esta
imagen? si su respuesta es si, autoevalúese y ponga a consideración la forma en
que se está alimentando y el ambiente bajo el cual se están alimentado sus
hijos y sus niños ) y mucho menos dejando a libre elección el menú a los
menores ya que ellos no cuentan con la capacidad suficiente de discernir que
necesidades alimenticias tienen.
Ahora bien, arriba decíamos que los dulces
en exceso son los que traen consecuencias, entonces es menester y necesario
traer a colación un hecho importante relacionado con estos: el dulce como
premio por comer saludable.
EUREKA! Llegamos al punto de quiebre entre
padres e hijos, ese diabólico acuerdo de PREMIAR al menor por comer saludable
con dulces... Algunos dirán: es que es la única manera de que coma la comida
otros por el contario serán partidarios de afirmar rotundamente que no son
necesarios para que el niño coma bien y es entonces donde la palabra HÁBITO
vuelve el ruedo, no acostumbre a comer saludable a su hijo basándolo en la
recompensa del dulce, quizás logre que coma lo que usted quiere pero crea una
dependencia psicológica al incentivo y es entonces cuando a mayor edad, cuando
las consecuencias van a verse, un niño que se alimenta sanamente de esta
formando lo hace por decisión propia, lo hace por el premio a recibir y la idea
no es crear ese tipo de pensamiento en el niño, es despertar su propia
conciencia de hábitos de vida alimentaria saludable, como bien diría otro dicho
el que reza y peca empata, no padres, no pensemos de esa manera, pensemos que
el que no peca no debe confesare mas bien... y para lograrlo incentivemos en
los menores buenas costumbres alimentarias, basadas en principios determinados
en la conciencia propia del menor no en lo que nuestra voluntad busca a través
de un medio de recompensa.
Hablar de este tema trae mucha tela por
cortar y diferentes puntos de vista de cómo desarrollarlo, pero el objetivo
fundamental de este texto esta vez es crear una conciencia de que alimentar
saludablemnte a un niño es tarea de ambas partes, de los padres por
preocuparse de como se desarrolla en el menor este habito y de los niños de
concientizarse a través de la enseñanza de los padres que una buena
alimentación es fundamental para vivir plena y saludablmente, ese es el
objetivo de este texto.
Para despedirme, dejo finalmente una serie
de pautas básicas de buenas conductas alimentarias que se pueden seguir para
lograrlo que servirán como punto de partida para profundización, son ellas las
siguientes:
1. El alimento no debe ser un
momento protocolario y aburrido. La alimentación resultará más sencilla si a
los platillos se les incluye una decoración extra. No es lo mismo una ensalada
de verduras, que la cara de un payaso con zanahorias, pepinos y lechuga.
2. Jamás dejar pasar el desayuno.
Se considera el elemento esencial del día y por lo tanto nunca debe desaparecer
de la dieta de niñas y niños.
3. La combinación de
alimentos. El niño comerá de todo, si mamá le enseña a variar los alimentos. El
menú no debe depender sólo de comida rápida ni alimentos instantáneos.
4. Cambio de frituras por frutas y vegetales. Al salir de la escuela se
recomienda recibir al niño con un recipiente de frutas y verduras cortadas en
cuadrigatos, los colores le resultarán más atractivos.
5. Alimentos a la hora. La vida de los niños está compuesta por rutinas y
hábitos. El cambio frecuente del horario de comida generará confusión y malos
hábitos en la mesa.
6.
La sed es importante. Cuando un
niño pide un vaso de agua es porque en verdad lo necesita. Eliminar la sed
ayudará a una correcta hidratación y digestión.
7.
Hora de ejercicio y juego.
Además de ser una necesidad para el desarrollo motriz, este momento activará su
metabolismo para mantenerlo en forma.
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