Por: @Punketa
Hay prejuicios para todo, siempre encontramos algo qué criticar si no nos agrada y ser madre bajo determinadas circunstancias no es la excepción. Encontramos madres y padres solteros, hijos con alguna discapacidad, madres muy jóvenes, entre otros mitos que llamamos de abuelas que nos recuerdan algunas cosas que no tienen validez científica.
En mi caso, soy una madre de 28 años, que por mi físico aún parezco de 20 por lo que la gente al mirarme piensa que tuve a mi bebé bastante joven (para la edad promedio). Aunque la gente no lo diga, con la mirada ya lo expresa todo, me analizan, analizan a mi hijo…
Mi vestimenta algunas veces podrá ser normal aunque muy deportiva, nunca me visto elegante y otras veces más extravagante, me encantan las medias mallita y las blusas tipo esqueleto. Me gusta lucir mis tatuajes (bueno, los que se alcanzan a ver con la ropa que tengo), tengo piercings adicionales en las orejas y me gusta mi actitud informal que tengo con mi hijo y en general con el resto de personas.
Linda y bella la descripción que he hecho pero ¿a qué viene todo esto? A que uno de los grandes prejuicios que he visto en mi poco tiempo de madre es que las mujeres, o no sé si la sociedad en general, siempre ve a la mujer-madre como la ‘señora’ hecha y derecha que es muy elegante, que no se ensucia, que siempre mantiene una actitud muy seria hacia los demás y que siempre mantiene un porte bastante formal del asunto. La verdad odio ese tipo de actitudes porque para mí ser madre (independiente de las responsabilidades económicas que acarrea) es portarme la mayor parte del tiempo alegre y estar muy relajada cuando estoy con Eric sin importar lo ridícula que me vea corriendo detrás de él en un parque.
Amo ser madre y amo ser mujer, amo ser aún joven y amo ser punk, amo mis tatuajes y amo mi música. Amo lo que hago como madre porque lo hago con el corazón y a pesar que muchas personas lo vean con ojos de prejuicio como soy, me sentiré orgullosa siempre de lo que he hecho hasta ahora.
Sé que existen muchos más prejuicios por los cuales hemos atravesado como madres, sólo nos queda aprovecharlos para demostrarle a la gente que no sirve de nada juzgar nuestra labor y que entre más nos critiquen más la gozamos con nuestros hijos.
No importa lo que los demas digan o piensen de ti y tu hijo, lo mas importante es el amor que tienes para ti misma y la forma como lo expresas inmensamente con tu hijo, lo demas vale huevo.
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