miércoles, 15 de febrero de 2012

Primero la teta

Por: @morganadeleon

A pesar de que lactar a los ‘cachorros’ es un instinto natural de todos los mamíferos, muchas mujeres aún no comprenden la verdadera importancia de ‘ponerle la teta’ a su recién nacido y, por lo menos hasta los seis meses de vida.
Una de las preocupaciones más grandes de la mujer después de tener a su bebé, es perder rápidamente el peso ganado durante el embarazo, la mejor manera de hacerlo es brindarle leche materna a su bebé, pues toda la grasa acumulada, que para nosotras es incómoda, se va en la leche para el pequeño que necesita ganar peso rápidamente.
Empezar a lactar al bebé tan pronto nace disminuye notablemente el riesgo de tener hemorragias posparto, porque ayuda a que la contracción del útero y reacomodación de todos los órganos del vientre sea más rápida que si no se hace.
Algo tan simple como darle tetica al bebé nos brinda una protección extra contra el cáncer de seno. Varios estudios científicos han determinado que la leche humana (leche materna) genera la muerte programada de algunas células cancerígenas.
El contacto de la piel del seno de la madre con la boca del bebé crea un lazo único, irrompible y que no generará con nadie más. Es la manera más efectiva de decirle a tu hijo ¡¡¡TE AMO!!! El biberón se lo puede dar cualquier persona, la leche materna sólo tú la creas, sólo tú se la das y sólo los dos entienden que es un momento sublime para ambos.
Las ventajas no son sólo para la madre, el bebé es el más beneficiado. Un bebé que es amamantado crece lleno de seguridad y amor, la base para que una persona se forme correctamente.
Y no sólo eso, le brinda las defensas de su cuerpo para toda la vida. De una buena lactancia depende un sistema inmune fuerte, que recordemos, disminuye el riesgo de contraer enfermedades y, que las que atacan el cuerpo, sean fáciles de combatir sin la ayuda de medicamentos.
Es un laxante natural, disminuye los gases que son tan molestos para lo pequeñito; ayuda a prevenir la obesidad, la desnutrición y la diabetes, enfermedades cada vez más comunes en gente joven.
Y para los padres también tiene beneficios, los lazos de la familia se fortalecen, además de ahorrarse la lata de leche suplementaria que llena, pero no brinda ni la mitad de beneficios que la leche de mamita garantiza.
Claro, ya hablamos de todas las ventajas, pero ¿cómo hacer que todo eso pase? La verdad, es más simple de lo que parece.
Lo primero que debemos hacer es entender que ahora lo más importante es nuestro bebé y que nada debe interponerse entre el bebé y el proceso de lactancia.
Es abrumador dejar de ser el centro de atención, pero claro, lo que te hacía lo más importante de la casa ya salió, por ende, esa personita pasó a serlo. No tener jornadas de sueño adecuadas, los rápidos descensos en los niveles hormonales y la dificultad de tener todo en orden, generan frustración y aparece la conocida depresión posparto; no podemos permitir que la presión nos abrume, durante el tiempo de licencia de maternidad, lo único que debe preocuparnos es el cuidado del bebé, el resto puede esperar.
Una vez manejado el estrés, debemos hacer masajes circulares alrededor del seno, eso evitará las mastitis y ayudará a que la leche circule fácilmente.
La mejor manera de que salga mucha leche es ponerle el seno al bebé cuantas veces lo pida, a mayor succión, mayor producción de leche.
Después de algunos días de alimentar al bebé, probablemente los pezones estarán agrietados y sangrarán, hay que evitar ponerles cualquier clase de crema, los químicos pueden alterar el sabor de la leche. Lo mejor para curarlos es la misma leche materna. Antes de empezar a alimentar al bebé, es recomendable masajear el pezón y la areola con unas gotas de leche y hacer lo mismo al finalizar, teniendo en cuenta todas las medidas de higiene necesarias para la alimentación el bebé.
 La constante hidratación es fundamental, pues de los líquidos consumidos se produce la leche. Si no eres muy productora de leche, puedes ayudarte con infusión de hinojo y leche, además de muchos jugos de frutas en leche.
Por todo esto, simplemente, hay que ponerle el pecho a la lactancia, por una niñez sana y feliz.

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