Sabemos que ser mamá es una cosa supremamente grande y también podríamos decir que también es una hermosa y perfecta labor; pero la verdad es que no, no todo es color de rosa, todas las madres hemos pasado por distintos problemas desde el mismo embarazo, todas hemos tenido que vivir situaciones que no nos ha gustado y esperamos no volverlo a vivir.
Somos mujeres guerreras y sabemos que la vida no es fácil y con un hijo lo es menos, sencillamente estamos acá con nuestros hijos haciendo lo mejor que podemos y hasta donde la vida nos deje. Para no sonar tan trágica, no diré que fueron las peores cosas, sino los momentos más difíciles desde que supe que iba a ser mamá:
- El primer día que supe que estaba embarazada de 6 semanas fue supremamente trágico y pensé que no podría soportar ser madre. La depresión y mezclada con esta cantidad de hormonas que sólo las mujeres tenemos es incontrolable, además si lo mezclamos con esa nueva emoción de ser mamá puede ser peor. Un par de días después supe que todo estaba bien.
- Las peleas con el papá de mi hijo. No somos pareja y hemos tenido varios inconvenientes que son una pereza de tratar. En algunos momentos hay mucha tranquilidad pero en los otros pareciera que estuviéramos en una guerra interminable. Como mujer y madre uno piensa que puede tener una familia 'convencional' pero se da cuenta que la vida le tiene mejores cosas preparadas y no es una pena no estar con el papá de mi hijo porque definitivamente ahora tengo una mejor familia.
- Aunque ser madre no me limita a ser quien soy como persona, como mujer, como profesional si digo, y es bastante obvio, que no puedo hacer las mismas cosas que podía antes de ser mamá. Siempre hay que estar a tiempo para recoger a los niños, siempre hay que estar dispuesta a hacer miles de cosas por ellos. El sacrificio como mujer es grande porque no siempre tengo el tiempo suficiente para mi, para hacer ciertas cosas que se que puedo pero el tiempo muchas veces lo limita. Aún Eric es pequeño y requiere bastante atención pero sé que más adelante podré continuar muchas cosas que tenía planeadas, incluso, las haré con él.
- Que tu hijo que busque cuando está enfermito, se cae por estar corriendo y se le raspan las rodillas o porque quiere que lo apechichen. Es hermoso saber que en la primera persona que piensan es en la mamá y nadie más. Ese abrazo grandote que me da Eric es el más reconfortante y tranquilizador que existe.
- El cariño que tenemos para ellos es infinito. Por más que me saque el mal genio y se porte mal, sé que el amor de madre no se acaba.
- La responsabilidad como madre o padre para enseñarles todas las cosas buenas de la vida es una cosa enorme. Te conviertes en profesora 7/24. Si, es una tarea difícil, pero la más gratificante al saber que esas cosas que le enseñas están siendo aprovechadas por ellos.
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- Verlos aprender todos los días es algo único. Creo que los primeros años que son los de descubrimiento, el habla, el canto y cuando conocemos realmente como son los niños, es una época fenomenal que ningún padre se debería perder. Actualmente mi hijo está hablando más, canta mucho, me dice las cosas como si fuera un 'grande' y amo verlo así. Cada progreso es un logro enorme en el que yo como madre he colaborado. Además que soy una fanática de tomarle fotos a cuanta cosa haga y hasta escribo en un blog de todas esas cosas que nos pasan jjajaja!
- Volver a ser niña de nuevo: compartir sus juegos, programas de tv favoritos y aprenderse los nombres de cuanto personaje haya y que les guste hace queme vuelva una niña de nuevo. Me hace sentir a gusto comportarme como niña para que él quiera seguir compartiendo conmigo.
- Apreciar a los padres: es cierto lo que dicen que uno aprende a valorar a los papás cuando uno se convierte en uno. Ahora la relación con mis padres ha mejorado y no sólo por saberlos valorar mejor sino porque un nieto es el hijo perdido que ellos nunca tuvieron, así que pasamos muy buenos momentos todos juntos.
Definitivamente ser madre rulea!!
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