miércoles, 21 de agosto de 2013

Cuando deseamos que la maternidad sea nuestra única profesión y trabajo

Por: Elisa Santodomingo
Mi  nombre es Elisa Santodomingo,  soy madre primeriza de un hermoso niño que se llama  Andres David,  tiene 1 año y 3 meses.  Durante mi embarazo trabaje hasta  la  ultima semana de gestación, y cuando confirmamos mi embarazo la naturaleza hizo lo suyo! Automáticamente activo mi chip de maternidad  y entonces comprendí que sin descuidar mis obligaciones y responsabilidades laborales, la prioridad es mi hijo.
En el proceso de estimulación intrauterina  cree rutinas  como por ejemplo explicarle siempre cada actividad que iba hacer, en la noche cuando organizaba las cosas para el día siguiente siempre le explicaba, y hasta le pedía opinión! Ups parece de locura!!.  Esta rutina sigo manteniéndola y me permite compartir tiempo con el y explicarle porque mama tiene que ir a trabajar, al regresar del trabajo es infalible y sagrada  nuestra hora de juego, durante la jornada laboral y en la medida que me sea posible llamo por teléfono y pido que lo pongan al teléfono, le doy algunas indicaciones ( pórtate bien, come tus alimentos, mama  y papa te aman mucho, nos vemos mas tarde, y quien es el príncipe? )
Considero que como madre trabajadora todo los días tengo nuevos retos y aprendizajes maravillosos, he aprendido a tener un buen manejo el tiempo, de tal forma que no tenga que llevar trabajo a la casa, para que nuestra hora de juego no se afecte,  he aprendido a decir No a los jefes, que cada día es diferente aun cuando existan  rutinas, duele siempre y genera ansiedad dejarlos, sobre todo porque siempre notas una necesidad de atención y afectiva diferente, algunas veces te despides bien  y otras hay llanto y una fuerza  inimaginable de esa pequeña personita que se aferra a ti para que no lo dejes, sin importar cuantas veces lo haga en la semana siempre surte el mismo efecto en mi: Lagrimas y un deseo de quedarme.
Hoy valoro a las madres que por decisión y convicción son las  que cuidan a sus hijos y llevan el timón del hogar y admiro a las madres que al igual que yo decidieron también por convicción  trabajar y sacrificar otros aspectos de la vida por sacar la familia adelante, nunca antes había sido tan fuerte y valiente en la vida, hasta que nació Andres David.
Cada día trae su afán y así hay que vivirlo  nuestros hijos merecen tiempo de calidad, y finalmente ellos a su manera y en su lenguaje nos hacen saber cuándo algo está bien o está mal.
Muchas gracias al oficio de ser mama  por promover estos espacios que son de una experiencia invaluable desde todo punto de vista

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