Por: @aidamar
Este post lo hago motivada por 'El Oficio de Ser mamá', así
se llama la iniciativa virtual a la que sigo hace unos meses. El tema de la
semana hizo que me identificara y reaccionara con mi participación. Así es la
interacción y la dinámica de las redes sociales. Así que aquí voy con mi aporte
personal.
Soy de la generación de mujeres que fueron esculpidas por el
perfil de las "Supermamás" delos años 60's. Crecimos así, viendo a
nuestras madres batallando con el día a día del oficio del hogar y la exigencia
laboral. Para fortuna de algunas, era solo medio tiempo de trabajo según
vinculación, sin embargo el afán de demostrar que se podía con los dos roles de
mamá solo quedaba el agotamiento y el estrés por cumplir. Ese era el modelo
apropiado para salir adelante: un apoyo para el oficio doméstico, correr en
todo y tratar de no caer en todos los malabares.
Prioridad para ser mujeres exitosas: formarse y trabajar, la
maternidad o ser esposas era algo que si llegaba bien, si no...en fín, era
decisión de cada cual. Con esto podrán deducir que soy mamá, pero no tan a
temprana edad. Así que siento que cumplí con el modelo que mi madre me inculcó
y creo que en eso ella está de acuerdo. Pero, qué había luego de ello? Una
formación así me haría en teoría una 'Supermamá', pero la práctica, la vida es
otra cosa.
Me casé, a los dos años salí embarazada y en medio del
pechiche de mi esposo y compañeros de trabajo salí victoriosa los 9 meses. El
período de lactancia de 3 meses activaron el 'chip mamá' y empezó a darse la experiencia
real. Uno no se hace madre al concebirlos, el curso continúa con la crianza y
el acompañamiento. Y yo pretendo hacer todos los niveles.
La exigencia social, laboral y emocional a una mujer
#MadreTrabajadora no permite vivir la experiencia única e irrepetible para
muchas, como en mi caso. Decidir entre los hijos, su crianza y el trabajo es
complejo frente al tema de estabilidad económica, pero no hay dinero que pague
la tranquilidad, salud y vida que ofrece la llegada de hijos a una pareja. Antes
de tomar la decisión de dejar mi empleo de 13 años revisé las experiencias de
mis compañeras de trabajo, de mis amigas, de mi propia mamá y llegué a una
conclusión, esa sería mi vivencia, la propia, la única. Y si era de poner
prioridad a mi felicidad, la lista la iniciaba la vida de mi hija, lo demás
tendría solución, con el apoyo y respaldo siempre de mi esposo.
La presión de no perder vigencia ni vinculación me llevó a
actualizarme, la exigencia de los aprendizajes con mi hija, me llevaron a
prepararme en redes sociales y gestión de contenidos virtuales. Mi experiencia
unida a las ventajas de teletrabajar me tienen ubicada en esta coordenada
actualmente. Para fortuna mía y de mi hija, la decisión me ha conducido al
trabajo del futuro, en el que se percibe una gran competencia y exigencia
mundial.
Cumplir horarios exigentes en una oficina como si el hogar
no existiera, puede ofrecer satisfacción personal pero la calidad de vida como
mujeres, madres y seres humanos se afecta muchísimo y lo más frustrante,
nuestro hogar se desarrolla sin presencia nuestra. Claro que esto es una
decisión individual, lo que me hace feliz a mi puede no ser la felicidad para
otro. Pero quiero dejar constancia que no dejamos de ser excelente
profesionales si sabemos cumplir objetivos, tiempos de entrega, desde cualquier
lugar, con dispositivos que nos ofrecen las nuevas tecnologías y el internet.
Voto por 'teletrabajar' y no la experiencia como 'telemamá'.
Tomado del blog "Panel sin Fronteras"
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